Aniversario 142 del paso de José Martí por tierra santanderina

Los 142 años del paso de José Martí por Santander serán conmemorados este 22 de octubre, en esa ciudad, en el Salón de actos de la Biblioteca Central de Cantabria, con un programa centrado en la intervención del investigador cubano Pedro Pablo Rodríguez, Doctor en Ciencias Históricas, reconocido entre otros galardones, con los premios nacionales de Ciencias Sociales y Humanísticas 2009; de Historia 2010 y de Investigación Cultural 2017.

El evento es considerado la continuación de las sesiones de jornadas académicas efectuadas hace dos años en La Habana y en Cantabria[1] a propósito del aniversario 140 del paso de Martí por Santander (1879-2019), y con la colaboración de autoridades del gobierno de Cantabria y del Ayuntamiento de Santander, Ministerio de Cultura de Cuba, la Casa de Cantabria en La Habana, la Sociedad Montañesa de Beneficencia de La Habana y el Centro de Estudios Martianos, las mismas que auspician la presente celebración.

La conferencia que dictará Pedro Pablo Rodríguez López, director del equipo de estudiosos que investiga y prepara en el Centro de Estudios Martianos la muy valiosa edición crítica de las Obras Completas de José Martí, estará precedida por la intervención de la Directora General de Acción Exterior del Gobierno de Cantabria, Doña María Rosa Valdés Huidobro.

Además de su plática acerca de las circunstancias de la presencia de José Martí en Santander, Rodríguez López se referirá a anécdotas relacionadas con la inspiración de Martí para la escritura de los Versos sencillos, obra que cumplió 130 años de publicada en agosto de 2021.

En el acto los invitados recibirán un folleto ilustrado de los Versos sencillos, de José Martí, y dos cuadernos que reproducen conferencias sobre la relación de Martí y Santander: la impartida en la Biblioteca Central de Cantabria por el doctor Pedro Pablo Rodríguez, y la que presentara en el Centro Cultural Cubano de Nueva York el cubano, profesor titular de la Universidad de Cantabria, Jorge Capote Abreu.

[1] El panel “Homenaje a José Martí en el 140 aniversario de su paso por Santander, 1879-2019” (La Habana, 2 de mayo, salón Gran Canaria de la Asociación Canaria de Cuba “Leonor Pérez Cabrera”), estuvo integrado por los doctores Marlene Vázquez Pérez, investigadora y directora del CEM, Ibrahim Hidalgo Paz, jefe del equipo de Historia de esa institución, y el ingeniero y profesor cubano, titular de la Universidad de Cantabria (UC), Jorge A. Capote Abreu. A su vez, el Coloquio Internacional “140 años del paso de Martí por Santander, 1879-2019”, fue celebrado los días 10 y 11 de octubre en la Biblioteca Central de Cantabria, con la participación de los doctores Marlene Vázquez, Pedro Pablo Rodríguez e Ibrahim Hidalgo, así como Matilde Varela Aristigueta, historiadora e investigadora de la Universidad de Camagüey; Francisco Gutiérrez Díaz, historiador, escritor e investigador y presidente del Centro de Estudios Montañeses, de Santander; Manuel García Guatas, profesor emérito de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, y la Dra. Leticia Zaldívar Miquelarena (tataranieta de Doña Marcelina Aguirre, madrina de José Martí), quien compartió recuerdos del prócer cubano conservados en el ámbito familiar.

u.

Posted in Sin categoría | Leave a comment

Nota del Comité Organizador de la V Conferencia por el Equilibrio del Mundo

A PROPÓSIDO DEL APLAZAMIENTO DEL EVENTO
para los días de 24 al 27 de enero del 2023

Recientemente el Consejo Mundial del Proyecto José Martí de Solidaridad Internacional, órgano supranacional que convoca a la V Conferencia Internacional POR EL EQUILIBRIO DEL MUNDO, ha tomado la decisión de aplazar ese foro para enero del 2023.

Dicha decisión se ha basado en las múltiples sugerencias al respecto de personas interesadas en participar, pero que, debido a la incertidumbre sobre el desarrollo de la pandemia en otros lugares del mundo, la situación económica de muchos amigos en estos momentos y dudas respecto al programa de vuelos internacionales, han propuesto al Comité Organizador el aplazamiento para enero del 2023 del mencionado foro mundial de pensamiento plural y multidisciplinario.

Y aunque en Cuba el 100% de la población estará vacunada antes de finalizar este 2021, la verdad es que según las noticias en otras partes del mundo la respuesta no será igual.

De manera que el mismo se realizará alrededor del 28 de enero de ese año 2023, coincidiendo con el 170 aniversario del natalicio de José Martí.

Próximamente se divulgará la nueva convocatoria, con la convicción de que –con la nueva fecha- se facilitará la presencia de todos los interesados, que son cada vez más en el planeta.

De manera que nos saludaremos personalmente en La Habana en enero del 2023.

Dr. Héctor Hernández Pardo
Coordinador de la V Conferencia Internacional POR EL EQUILIBRIO DEL MUNDO

Posted in Sin categoría | Leave a comment

Recuerdan en Bauta a Cintio Vitier en el centenario de su nacimiento

Artemisa, Cuba.- La celebración de la jornada por la cultura cubana adquirió este miércoles en Bauta connotaciones especiales, cuando un grupo de artistas rindieron homenaje en su centenario a Cintio Vitier, uno de los fundadores del grupo Orígenes.
La Dra C Marlene Vázquez Pérez, Directora del Centro de Estudios Martianos, tuvo a su cargo la conferencia central que bajo el título “Memoria jubilosa de Cintio Vitier con motivo de su centenario”, realizó apuntes sobre la obra del que calificara como el discípulo más aventajado de José Martí. Destacó que Cintio estimulaba el talento de los jóvenes investigadores y la lectura de sus textos es una necesidad de la familia cubana en los actuales escenarios matizados por la crisis de valores y limitaciones económicas
La investigadora apuntó:
“Todo lo que hizo Cintio fueron grandes aportes a la cultura cubana. Pero si tuviera que elegir elegiría dos libros que están por encima de los demás que son Lo cubano en la poesía y Ese sol del mundo moral. Allí no solo está el poeta y el ensayista extraordinario que fue Cintio sino que está toda la cultura cubana sintetizada y gravitando en torno al núcleo duro del pensamiento y del sentimiento de Cintio, que es José Martí.”
Otro momento de la jornada fue el acercamiento al sistema de trabajo del Grupo Editorial de los origenistas y la importancia de la relación de Cintio con Lezama Lima a partir de su talento como editor, en palabras de la poeta bautense Mireisy García Rojas, mientras el dramaturgo Juan José Jordán insistió en lo criollo dentro del grupo y en como su pensamiento derivó en nacionalismo.
La velada tuvo lugar en la parroquia local, recinto frecuentado por los invitados del padre Gaztelu en sus incursiones a Bauta y participaron Ivón Álvarez González, Directora de Cultura en Artemisa y autoridades del territorio.

Posted in Sin categoría | Leave a comment

Lucía Jerez en valenciano

La novela Lucía Jerez,[1] de José Martí, se presentó hace unos días en Alfaz del Pi, Comunidad Valenciana de Alicante, España, traducida por José A. López Camarillas, profesor y editor de esa localidad, y acompañada por textos de ocho investigadores que profundizaron en los orígenes valencianos del patriota cubano y distinguieron la obra entre las precursoras del modernismo en Latinoamérica.

Entre ellos, la doctora Marlene Vázquez Pérez, directora del Centro de Estudios Martianos, elogió la importancia de poner “la obra del hijo en la lengua materna de su padre, don Mariano Martí, nativo de esas tierras. Una lengua y una cultura con la que José Martí estuvo familiarizado desde la infancia. No debe pasarse por alto que también vivió en Valencia junto a sus padres y hermanas alrededor de dos años, entre 1857 y 1859. De la ciudad guardará siempre un recuerdo grato, pues muy probablemente aprendió en ella sus primeras letras, y el 2 de diciembre de 1857 nació allí su hermana María del Carmen, a quien la familia apodó cariñosamente como La Valenciana. También aflorará esa memoria fugaz de infancia a lo largo de toda su obra de las maneras más diversas, ya sea en evocaciones alusivas al sol del Levante español, o al oro de la naranja, o a la resistencia y velocidad del campesino de esta zona para caminar largas distancias”.

Bajo el título de Amistad funesta, la novela Lucía Jerez fue publicada por entregas en la revista quincenal El Latinoamericano, de Nueva York. “Novela sin arte…”, le llamó Martí en unos versos de agradecimiento a su amiga Adelaida Baralt Peoli (por el encargo) y, en el conocido prólogo inconcluso para la publicación como libro, trata la obra con el desdén que le provoca la tentación de “una oferta de esta clase de trabajo” que “sin alarde de trama ni plan seguro [le] dejó rasguear la péñola, durante siete días, interrumpido a cada instante por otros quehaceres […] El autor, avergonzado, pide excusa”. Y más adelante, con gracia, extiende su solicitud a dios “por esa grandísima culpa”: “Pequé, Señor, pequé, sean humanitarios, pero perdónenmelo. Señor: no lo haré más”.[2]

Por encima de los enfáticos apuntes con que Martí demerita la obra, se puede sentir en la escritura el comprometimiento y la tensión del autor apiadándose del destino que ha reservado en la ficción para la protagonista, su debate moral entre potenciar en Lucía el conflicto hasta su consecuencia final o aligerarlo domando a un tipo de fiera que, según el retrato social que ensaya Martí a través de uno de los personajes-comodines, no “anda sobre garras” sino que “se viste de trajes elegantes, come animales y almas y anda sobre una sombrilla o un bastón”.

Sin embargo, la precisión con que Martí describe algunos de los esperanzadores “progresos” de la inestable Lucía, no impide la recaída. Ella marchará hacia su propia ruina. Quizás porque ha bebido Martí del referente de la realidad (“un suceso acontecido en la América del Sur en aquellos días”).[3] Nadie podrá salvar a Lucía de los atormentadores celos que la consumen y que, con su gran sabiduría, Cintio Vitier[4] ha comparado con los contenidos de las cartas que, diez años después, escribiría la joven poeta Juana Borrero a su amado Carlos Pío Uhrbach Campuzano.[5]

El egoísta sentimiento de rivalidad debe hundirla. Ni el autor ni los personajes Ana, Adela, o Juan, pueden detenerla. Ni la madre de Sol del Valle que conoció a Lucía y se estremeció viendo su alma. La actualidad de la novela está en esos sustratos entre los cuales también cuenta la intertextualidad (guiños a la Cecilia Valdés… de Cirilo Villaverde), en la veracidad y en la concatenación de pequeños detalles en suceso y retroceso, en la tensión creciente que logra durante el tránsito hacia la fatalidad, el novedoso modelo de seguir y romper –a la vez– imperativos del folletín y, sobre todo creo que radica en la rotunda decisión del autor de descartar el candor típico de ficciones “pedagógicas” e imponer, con toda acritud, el esplendor y la belleza que contiene el relato del mal.

Su exquisito lenguaje, escudo que protege y levanta la novela más allá de un ejercicio de ocasión y la ubica en la vanguardia del género, permite que podamos disfrutar no solo el seductor espejo de lo funesto consustancial a la intimidad del ser humano, sino de otras subtramas de interés, escenas donde describe diferencias clasistas y, por ejemplo, pide reiterada atención a la inteligencia de la india Petrona Revolorio que, en un mundo de desigualdades, reinventa su espacio de libertad y se humaniza a sí misma con una filosofía peculiar: lo que ella hace NO es por servicio (obligación-estatus) sino porque le ha tomado afición (por placer-y voluntad), así lo asume y dice a la persona que requiera, solicite u ordene un “favor”.

En su prólogo a esta edición, de excelente factura, Marlene Vázquez Pérez exhorta a los valencianos a leer la novela como un modo de “acercar aún más a nuestros pueblos. Ojalá los lectores reconozcan en el autor a uno de los suyos, porque sin dejar de ser cubano raigal, latinoamericano y universal, nunca se desdijo de los orígenes paternos”.

 

[1] Editorial Llibres de l’Encobert / Edición: Sara Carbonell Peris / Revisión: Roger Sarrià Batle / Ilustración: Saida Granero Parra / Diseño y maquetación: Willie Kaminski / Prólogos: Jordi Sebastià i Talavera; Luis Fernández Gimeno; Felipe Bens; Vincent Baydal i Sala; Esther López Barceló; David Rodríguez Fernández Toni Mejías; Martínez y Marlene Vázquez Pérez.

[2] OCEC, t. 22, Centro de Estudios Martianos, La Habana, pp. 231-232.

[3] Ídem.

[4] Ver Lucía Jerez, en Anuario no. 2, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1979, pp. 229-239.

[5] Juana Borrero. Epistolario, Academia de Ciencias de Cuba, Instituto de Literatura y Lingüística, La Habana, 1966 (con estudios, notas y ensayo introductorio de Cintio Vitier).

Posted in Sin categoría | Leave a comment

Cintio Vitier: La poesía, el lenguaje del alma

Conviene hacer la salvedad de que esta conversación, en puridad, no existió del modo en que se reproduce. Empezaba el mes de octubre de 2002 y recibí la expedita solicitud de entrevistar al escritor cubano Cintio Vitier. Los editores de la revista mexicana Luvina estaban cerrando un dosier para celebrar el ya anunciado Premio “Juan Rulfo”. La petición, terciada entre Cintio, Luvina y yo por el escritor y director de La Gaceta de Cuba, Norberto Codina, se sumaba al alto cúmulo de discursos, revisión de ediciones, preparativos del viaje y demás obligaciones requeridas a Cintio en torno a los honores que habría de recibir en diciembre de ese año en Guadalajara, durante la Feria Internacional del Libro.

Aceptó recibirme, aunque a medida que transcurrían los días las circunstancias iban bloqueando su buena voluntad. Previendo que lo pendiente se hiciera prescindible entre tantas jornadas fatigosas, propuse una estrategia de alivio. Escudándome en su teoría del valor de los fragmentos, estructuré preguntas y busqué respuestas en su obra y en entrevistas publicadas por excelentes escritores. Yo conservaba apuntes de cartas originales de Cintio, que había leído con fruición años atrás, en los 90, en la ciudad de Matanzas, cuando su amigo, el músico y fundador de la Orquesta de Cámara, Mario Argenter (preparándose para su propia despedida) las dejó a buen recaudo junto a otros documentos en la Biblioteca “Gener y Del Monte” como lo que son: tesoros valiosos.[1] Incluso tuve la oportunidad de disfrutar, en la voz de su corresponsal, las anécdotas que motivaron algunos de los temas de las misivas. Por todos esos caminos iban también las modestas impresiones con las que pretendía acercarme a Cintio.

Al trazado de apropiaciones aquí citadas,[2] y apuntes de lecturas sumé preguntas ocasionales. Emprendido así, el trabajo no fue ni más ni menos fácil, pero de cualquier modo sí gratificante.

Pocos días después le entregué “el frankestein”. Pasada una semana, me recibió en su oficina del Centro de Estudios Martianos para que lo recogiera, ahora revisado, enmendado, ampliado y/o respondido y con su visto bueno. Me lo agradeció y quedé encantada con la cortesía y el regalo de su intenso tiempo. No me atreví a comentarle mi bienestar por la afectiva reacción a las líneas de sus viejas cartas, que me habían permitido constatar un testimonio de amistad inmutable entre él y Mario Argenter, dos representantes de ese sentimiento que definió como la matanceridad. No indagué tampoco si conservaba las respuestas de Mario. Esa empática fugacidad, saltada como sucede en algunas expresiones de un poema, requería más tiempo y decidí posponerla para un encuentro futuro que luego lamenté no haber retomado.

Desde entonces comprendí por qué en la nota al primer libro, Luz ya sueño, Juan Ramón Jiménez no solo presentó al autor sino que prefiguró el destino literario del artista que ya era Cintio a los 17 años. Creo que, de haber leído las cartas escritas a Mario Argenter, el poeta español habría marcado esa prefiguración un poco antes.

Sin considerar el peso del ADN, el entorno, la inteligencia natural, la persistencia, Cintio tuvo la dicha de haber sido iluminado desde (y por) el saber poético. De él no podría decirse que maduró como intelectual en una etapa determinada de su vida, o por la voluntad de un ejercicio persistente. Su posición fue siempre ajena a las modas que distraen la creación. Con puntualidad matemática podríamos darnos el lujo de retomar un criterio expuesto por él hace casi medio siglo, y no nos sorprenderían las diferencias, sino la osadía (y la plenitud hoy) de sus convicciones de entonces. Algo, por ejemplo, como “la poesía debe encarnar en la historia”, escrito en 1957 en su libro más reputado Lo cubano en la poesía fue, pienso, uno de los destellos de la completa lucidez que le llevaría a centrarse en el estudio de la obra de José Martí, o explorar el epistolario de Juana Borrero, por mencionar dos de sus grandes pasiones.

Cayo Hueso es un lugar vinculado a José Martí, una figura que inmediatamente asociamos con su nombre. Por otra parte aludiendo a su nacimiento allí, ha escrito, en un poema a Juana Borrero, estos versos finales: “Virgen trágica (…) ¡Muerta en el arenal donde nací!”. ¿Qué representa Cayo Hueso para usted?

Nací en Cayo Hueso porque en ese momento allí estaban mis padres de paso. Fue una coincidencia ineludible, pero me complace pensar que mi nacimiento ocurriera en el sitio que Martí llamó “Cayo querido”, o “la yema de la República”. Lo visité en 1958 con Fina, mi esposa. De ese impacto emotivo con los lugares sacros de la emigración nacieron los poemas “La luz del Cayo” y “Cayo Hueso”, y también el dedicado a Juana Borrero. Me identifiqué con aquel paisaje de arenal y pinos, vacío y en cierto modo, intocable como una absoluta lejanía, y además tan pobre en su intemperie como si fuera mi paisaje prenatal. La lejanía y la aridez son temas que en mis versos están ligados a ese fondo salvaje de un lugar donde nunca viví.

Matanzas dejó en usted marcas profundas… En carta a Mario Argenter, fechada en setiembre 27 de 1935 dice: “añoro la tranquilidad de la ciudad dormida…”, o (junio 22 de 1936): “te digo que, desde aquí, Matanzas luce como un refugio…”, o (noviembre 2 de 1935): “… dentro de poco nos mudaremos al reparto Mendoza. Más cambios, ambiente cada vez más extraño, más frío. ¡Dios quiera que no llegue a alejarme totalmente de esa deliciosa ciudad!”.

En Matanzas pasé mi infancia y mi primera adolescencia. Mi padre tenía un colegio donde también trabajaban mi madre, que era normalista, y dos tíos. La mía era una familia de maestros, de profesionales, aunque mi padre era de origen humilde, hijo de un carpintero de ingenio, y trabajó como pesador de caña de ese ingenio hasta los 14 años. En 1934, nombrado mi padre secretario de Educación, nos mudamos provisionalmente para La Víbora, a la casa de un tío materno. Ese cambio fue desgarrador para mí, de manera que todos los domingos me iba a Matanzas con mi violín, a tocar con mis amigos Mario Argenter, espejo de fineza matancera, y con los hermanos Melero. En Matanzas nació mi pasión por la música, comencé a estudiar el violín a los siete años, con Cándido Faílde, sobrino del creador del danzón. Recibí clases después con Gustavo Lamothe, quien me llevaba a tocar en las misas dominicales de la iglesia de los Carmelitas, bajo la dirección del maestro Ojanguren, pedaleando y cantando en el órgano. Recuerdo también a Aniceto Díaz, flautista, autor del danzonete, en cuya casa de música compraba mis estudios, y a Periquito Diez en el contrabajo. Guardo un recuerdo encantador de aquellas mañanas en los Carmelitas, completamente ajeno al misterio de la misa, compartiendo allá arriba, en la penumbra, el alegre y despreocupado mundo de los músicos, que por suerte ha venido a ser el de mis hijos Sergio y José María. Matanzas ha seguido siendo un lugar de abrigo. Fina y yo hemos publicado allí, en sus Ediciones Vigía, libros de extraordinaria belleza artesanal.

Del músico que fue, ¿cuánto queda en su escritura?

Todo. Luego de la muerte de mi profesor Torroella, y convencido ya de que no podría ser un Heifetz o un Menuhin, que era lo que yo quería –era muy ambicioso con el violín, pero tengo las manos muy pequeñas y llegó un momento en que no me sentí capaz de dominar el violín de la forma que yo aspiraba–, entonces seguí tocando sonatas de Beethoven, de Mozart, de César Frank, pero en casa con Josefina Badía, la madre de Fina, que era magnífica pianista. Para mí la poesía es, en primer lugar, música. Nace y se nutre del silencio. Cada poema se nos aparece siempre, de entrada, como la insinuación de una melodía, de una tonalidad, de un ritmo interior. Por otra parte, cuando yo estudiaba durante muchas horas el violín, incluso haciendo escalas o ejercicios mecánicos de digitación y arco, pensaba mucho en la vida, soñaba cosas y hacía poemas que nunca escribí, pero sin los cuales probablemente nunca hubiera escrito los otros. El estudio disciplinado de un instrumento musical constituye, además, una ascética del cuerpo y del alma equivalente a los ejercicios espirituales: fortalece a la vez la voluntad y la humildad, nos enseña a sonar y a consonar íntegramente, a participar en la matemática del universo, y nos afina el oído del corazón, que es el de la poesía.

Entre las cartas que he citado (en la de abril 12 de 1938) comenta el hecho de que Medardo Vitier recibirá el Premio Nacional de Literatura, y que el padre Ángel Gaztelu estará en el tribunal. Medardo Vitier es, en usted, figura tutelar, ¿cuánto hay de esos influjos en su elección por la literatura, e incluso en su propia obra?

Mi padre fue el mejor hombre que conocí, tuvo en mí una influencia ética. Es el modelo vital que me asiste sin tregua. Su eticidad laica, de raíces cristianas y estoicas, estaba entrañablemente unidas a la tradición cubana de Varela, Luz, Varona, Martí, la herencia espiritual y patriótica en que tuve la fortuna de criarme y formarme, y que enlaza con la tradición mambisa de mi madre, hija de Chema Bolaños, general de la Guerra del 95. La condición de librepensador de mi padre me obligó a serlo yo también, y a escoger libremente caminos diversos y propios. Siempre digo que tuve la suerte de empezar a leer poesía, leyendo buena poesía, la más grande de aquel tiempo (1935), nunca leí antes poetas malos, cosa que no le pasa a casi nadie; casi todo el mundo lee mala poesía, buena, mezclada, etcétera. Pero yo tuve la suerte de encontrar en la biblioteca de mi padre la Segunda antolojía poética de Juan Ramón Jiménez, y ese fue para mí el descubrimiento de la poesía.

[1] Ahora que traigo esos detalles a la memoria, no puedo dejar de recordar a dos importantes cuidadores del patrimonio matancero amigos de Cintio y de Mario, quienes tampoco están ya entre nosotros: los queridísimos Mirta Martínez y Orlando García Lorenzo, referencista y director de la Biblioteca.

[2] Consulté las entrevistas asentadas en la “Bibliografía de Cintio Vitier”, preparada por Araceli García-Carranza y publicada en la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, n. 1, enero-junio, 2001, año 92. De ellas tomé fragmentos de las respuestas de Cintio Vitier a dos entrevistas de Ciro Bianchi Ross (“Solo en la acción podemos vivir la belleza” y “Orígenes es una fábula”); de Rolando Sánchez Mejía (“Lo que he escrito, escrito está”), y de Ángel Escobar (“La realidad es un mendigo”). Asimismo, usé fragmentos de textos de Cintio publicados en Crítica sucesiva (“Sobre la crítica”) y Prosas leves (“Escrito ayer”), además de las cartas citadas.

Ver más aquí

 

Posted in Sin categoría | Leave a comment

Gratitud a los maestros Cintio Vitier y Fina García-Marruz

El agradecimiento a los maestros Cintio Vitier y Fina García-Marruz en nombre de sus discípulos del Centro de Estudios Martianos, ese fue el espíritu de las intervenciones de los doctores Marlene Vázquez Pérez, Carmen Suárez León y Pedro Pablo Rodríguez, en la mañana del 23 de setiembre último, durante la celebración del centenario de quien fuera el presidente de honor de la institución.

La obra martiana de Cintio Vitier (25 de septiembre de 1921-1ro. de octubre de 2009) incluye la presencia primordial de su esposa, Fina García-Marruz (28 de abril de 1923), fundadores de la Sala “Martí” de la Biblioteca Nacional donde iniciaron la monumental investigación para la edición crítica de las Obras Completas de José Martí e idearon el amplio repertorio que es el Anuario martiano y, luego desde el CEM, alentaron y acometieron otros muchos proyectos y publicaciones mencionados por Pedro Pablo Rodríguez que, dijo, abrieron “caminos para aumentar la conciencia martiana entre los cubanos” como, por ejemplo, Temas y Cuadernos martianos.

Cada participante refirió anécdotas que acreditan el privilegio de haber sido colegas de estos maestros dotados de erudición y, a la vez, de una profunda sencillez cuya clave deba buscarse quizás en la permanente condición de pedagogos que ejercieron al tiempo que desarrollaron una inmensa y multifacética obra literaria: “[…] de él o de Fina jamás saldría una palabra dura, o un gesto desdeñoso por muy joven o inexperto que fuera el autor”, aseguró Marlene.

De la muy extensa bibliografía de Vitier, coincidieron al destacar Lo cubano en la poesía, Crítica cubana y Ese sol del mundo moral, donde se mezclan el marcado rigor científico y la siempre latente voz del poeta que subyace en la producción ensayística y narrativa de toda su obra. Acerca de la compilación de Cintio y Fina, Flor oculta de poesía cubana, comentó Carmen Suárez: “es un libro estremecedor porque recoge la poesía cubana más olvidada, las piedras preciosas escondidas de los poetas más pobres […] en un recorrido que parte y se orienta hacia José Martí”.

Considerado hoy uno de los grandes pensadores de la nación, Cintio Vitier, doctor Honoris causa de las universidades de La Habana y de Soka, Japón, fue reconocido con el Premio Nacional de Literatura, Premio “Juan Rulfo”, título de Oficial de Artes, Letras de Francia y, entre otras muchas distinciones, compartió con Fina la Orden “José Martí”, la más alta que entrega el Consejo de Estado de la República de Cuba.

Hasta el año 2022, varias instituciones continuarán el programa organizado por la comisión “Centenario de Cintio Vitier”, encabezada por el Ministerio de Cultura, Biblioteca Nacional de Cuba “José Martí”, Centro de Estudios Martianos, Casa de las Américas, Instituto Cubano del Libro, Instituto Cubano de la Música, UNEAC, Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, y la familia representada por la Casa Vitier García-Marruz que, como expresara Adrián Vitier (nieto) en su intervención de agradecimiento al CEM, será sobre todo “un centro con especial atención al magisterio de raíz poética”, o sea, martiano en su esencia.

La Casa Vitier García-Marruz, apuntó Adrián Vitier en diálogo posterior para este reporte, tendrá su ubicación física en el Centro Histórico La Habana Vieja, en la esquina de las calles San Ignacio y O’Reilly cuando la Oficina del Historiador de la Ciudad concluya la restauración, etapa prevista para el primer semestre del año próximo. A la espera de su consecución, bajo ese nombre quedará inaugurado el 30 de noviembre un sitio web que inicia tres líneas de trabajo fundamentales: la preservación del patrimonio documental de la familia (partiendo de Medardo Vitier, pedagogo y escritor, padre de Cintio), la continuación como colección de arte del proyecto editorial La Isla Infinita, y un amplio programa cultural.

En el acto del CEM, la doctora María Caridad Pacheco dio a conocer las bases del Premio de la Crítica Martiana “Cintio Vitier”, que convoca en los géneros de monografía, ensayo y artículo, para reconocer los mejores trabajos de investigación y divulgación, relacionados con la vida y la obra de José Martí.

En el homenaje estuvieron presentes, Teresa Viera Hernández, asesora del Ministerio de Cultura; Dulce Buergo Rodríguez, presidenta de la Comisión Nacional de la UNESCO; Omar Valiño Cedré, director de la Biblioteca Nacional de Cuba y secretario ejecutivo de la Comisión “Centenario Cintio Vitier”; Enith Alerm Prieto, directora del Memoria “José Martí” y directos del CEM y la Oficina del Programa Martiano.

Un audiovisual de la canción Amor (poema dedicado por Cintio a Fina) en la voz del cantautor Pablo Milanés e interpretada al piano por José María Vitier constituyó el cierre de la jornada

Posted in Sin categoría | Leave a comment

Cintio Vitier en el CEM: celebrando al Maestro en sus cien años

El centenario del natalicio del poeta, ensayista, crítico y apasionado estudioso de la obra martiana, Cintio Vitier (Cayo Hueso, 25 de setiembre de 1921-La Habana, 1ro. de octubre de 2009) será celebrado el jueves 23 de setiembre, en el Salón “Bolívar” del Centro de Estudios Martianos, institución que condujo en calidad de Presidente de Honor.

De acuerdo con las exigencias sanitarias para el control de la pandemia, el acto se realizará con asistencia limitada. En el panel de diálogo acerca de la relevancia de la obra de Vitier participarán los doctores Marlene Vázquez Pérez, Carmen Suárez León, y Pedro Pablo Rodríguez López.

En ese contexto se dará a conocer la convocatoria de la primera edición del Premio de la Crítica Martiana “Cintio Vitier”, certamen creado como un homenaje de sus discípulos para incentivar en nuestro país la permanencia de los estudios de la vida y la obra de Martí iniciados por Vitier y Fina García Marruz en los años 60 en la Biblioteca Nacional de Cuba y que, posteriormente, ellos alentaron como maestros fundadores desde el CEM.

La celebración del centenario comenzó para el CEM en mayo de este año con el Coloquio Internacional Estados Unidos en la pupila de “José Martí”, a partir de uno de sus ejes temáticos: “Martí en dos maestros” (Rafael María de Mendive y Cintio Vitier), evento virtual que tuvo gran repercusión en América Latina.

Por su contribución a la cultura nacional, Cintio Vitier fue reconocido en 1988 con el Premio Nacional de Literatura y la Orden “Félix Varela” y, en 2002 recibió el Premio Latinoamericano “Juan Rulfo”.

Junto a su esposa, la poeta y ensayista Fina García Marruz, ambos comenzaron a realizar la Edición Crítica de las Obras Completas de José Martí, una de las más relevantes investigaciones que continúa el CEM, ahora a cargo de un equipo multidisciplinario dirigido por el doctor Pedro Pablo Rodríguez López.

Para organizar los honores en su centenario, a principios de este año fue creada una comisión que garantiza la realización de un programa cultural en todo el país desde 2021 hasta 2022. Dada su trascendencia, la comisión está encabezada por el Ministerio de Cultura, la familia de Cintio Vitier, Biblioteca Nacional de Cuba “José Martí”, Centro de Estudios Martianos, Casa de las Américas, Instituto Cubano del Libro, Instituto Cubano de la Música, UNEAC, Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, Casa Vitier-García Marruz, entre otras instituciones.

Posted in Sin categoría | Leave a comment

Memoria jubilosa de Cintio Vitier con motivo de su centenario

Marlene Vázquez Pérez

Repasar la trayectoria de un gran hombre a un siglo de su paso por el reino de este mundo, nos conduce inevitablemente a precisar fechas, hitos, encuentros, con el ánimo de perpetuar en el jubileo a que la fecha convoca, sus aportes señeros, hechos en función de sus contemporáneos, pero que generalmente sobreviven al autor. Y si, como reza el aserto bíblico, por sus obras los conoceréis, en el caso de Cintio Vitier, debo decir que mi primera comprensión de su existencia y de su valía intelectual, más allá de alguna noticia en medios de comunicación, fue uno de sus libros. Ese volumen tuvo para mí la cualidad de un descubrimiento, y como tal me deslumbró siendo estudiante y me cautiva hasta hoy. Me refiero a Lo cubano en la poesía (1958), un libro excepcional, porque aúna en sus páginas la sabiduría del exégeta avezado, el afán pedagógico del profesor, el acendrado amor a Cuba de un patriota genuino y el verbo de un poeta original.

Y no exagero si digo que significó un antes y un después en mi vida intelectual porque, luego de su lectura y de tenerlo como bibliografía en las clases de Poesía cubana que con pasión y sensibilidad nos impartiera la profesora Carmen Sotolongo, mi manera de ver la creación poética y la cubanía cambiaron para siempre.

Este libro me enseñó a admirar y a compadecer a Casal y a Juana Borrero, esos amantes jóvenes, geniales y angustiados por su pasión humana y su devoción hacia la Poesía. Me reveló también, por supuesto, a toda la pléyade de románticos atormentados, sangrantes de amor a su Isla, como Heredia, Milanés, Plácido, Zenea, que sufrieron en carne propia el dolor de la locura, o del destierro sin esperanzas, o del rigor del calabozo, la muerte injusta, y las balas rasgando las entrañas. Y también cómo no, a disfrutar y sufrir hasta las lágrimas de la poesía nacida de esas ansias de libertad y redención, del sollozo desesperado ante la cercanía de la ejecución, como la “Plegaria a Dios”, de Plácido, que convencen de la inocencia del poeta matancero hasta al lector más imperturbable y escéptico. Esa vivencia, de la mano de Cintio, tiene un doble significado, porque no solo se padece con el trágico final del bardo, sino que se acentúa con el decir piadoso y estremecido del cristiano fervoroso que fue Cintio.

Este libro hermoso, fuerte, útil, tiene la particularidad de estar estructurado no en capítulos, sino en lecciones, porque el profesor, con su amor a la sabiduría, con su afán de “contribuir a la educación de los demás”, como buen martiano, pensó este tema «para un curso que dictó en el Lyceum de La Habana y en la Universidad Central “Martha Abreu”, de Las Villas.» Fue tal su impacto, y la excelencia de sus textos, que sin grandes transformaciones se convirtió en libro, y salió de las prensas de la propia casa de estudios en 1958. Y como aconseja el autor en su presentación, debe ser leído como un poema, un inmenso poema que se inspira y ahonda en las esencias de la cubanía.

Bajo el título de Crítica cubana,[1] apareció otro volumen trascendental de Cintio Vitier. Es uno de los frutos perdurables de sus años en la Biblioteca Nacional “José Martí”. Me marcó poderosamente la erudición sin pedantería que campea en sus páginas, la prosa exquisita, el rigor metodológico del investigador acucioso, que prueba sus afirmaciones, pero que goza igual con el hallazgo a veces intuitivo que proporciona la poesía. Se trata de un volumen imprescindible para entender el pensamiento cubano de la etapa colonial, especialmente la crítica literaria y estética del siglo xix. Gracias a esas inquisiciones un autor como Tristán de Jesús Medina, por ejemplo, sale del anonimato y se revela al público lector.

Adentrarme en Temas martianos a profundidad, fue otra de las experiencias que agradeceré siempre a Cintio y a Fina. Porque en estos tomos indispensables en cualquier biblioteca de literatura cubana emerge una exégesis de la vida y la obra de José Martí de altísimos quilates, en el que el poeta, el pensador, el político, el hombre total, aparece sin deslindes forzados, en toda su coherencia y unicidad. Se convirtieron de inmediato, desde hace más de dos décadas en referencia obligada y en textos de consulta frecuente, sin los cuales no serían posibles mis empeños personales en el ámbito de los estudios martianos.

En junio de 1995, en el Convento de Santa Clara, tuvo lugar el Primer Congreso Internacional Cultura y Desarrollo, organizado por el Ministerio de Cultura. Formaba yo parte de una mesa martiana, que moderaba Pedro Pablo Rodríguez, y en la que participaban, además, Caridad Atencio, y otra compañera cuyo nombre no consigo recordar. En esa ocasión tuve el privilegio de conocer personalmente a Cintio y a Fina quienes, desde el público, con su interés y humildad, acompañaron nuestras exposiciones y nos reconfortaron con sus consejos y comentarios elogiosos, de manera que la timidez y el nerviosismo inicial de las entonces jóvenes ponentes desaparecieron de inmediato ante la modestia y bondad de ambos.

No podía suponer entonces que un lustro después ese privilegio se convertiría en algo cotidiano, porque vendría a trabajar al Centro de Estudios Martianos. En abril del 2000 tuve mi primer encuentro con Cintio, ya en el CEM, cuando él compartía con el colectivo de trabajadores sus reflexiones sobre José Martí, en respuesta al pensador japonés Daisaku Ikeda, las cuales se convertirían luego en libro.[2] Así, durante casi una década, tuve múltiples oportunidades de saludarlo, de conversar con él, de pedirle consejo, de darle a leer algún artículo. Tenerlo sentado en primera fila, como era habitual en él, cuando se llevaba a cabo algún evento en el que me tocara intervenir, era un reto muy alto, porque el ser humano siempre quiere mejorarse a sí mismo, y se tiende a imitar (no a emular), a aquellos que admiramos. Pero era un reto agradable, tranquilizador, porque de él o de Fina jamás saldría una palabra dura, o un gesto desdeñoso por muy joven o inexperto que fuera el autor. Al contrario, la mirada atenta, el asentimiento cómplice, la sugerencia oportuna, siempre me dieron bríos para seguir, y los nervios iniciales terminaban siendo seguridad y calma.

Cuando empezó a editarse la colección de sus obras, Cintio fue llamando poco a poco a los investigadores del CEM a su oficina, y nos regaló ejemplares de sus libros. De esa época guardo con mucho celo una dedicatoria suya, luego de un rato de charla, en el tomo dedicado a sus Temas martianos:[3] “Para Marlén [sic] Vázquez, agradeciendo siempre sus estudios martianos. Cintio Vitier. Abril 2006”.

¿Y qué tenía él que agradecerme a mí, que en aquel entonces era poco más que una aprendiz? Por supuesto que nada. Todavía hoy escucho su risa franca, al observar mi rubor y vergüenza. Y es que Cintio era un sabio, consciente de su valía, pero humilde en su grandeza, como los espíritus verdaderamente superiores. Era un humanista, en todas las acepciones que puede tener esa palabra. Por eso resultaba tan cercano, tan entrañable, independientemente de su condición de Presidente de honor del Centro de Estudios Martianos. Por eso, también, es recordado con alegría y devoción en este aniversario, como orgullo de Cuba, porque es, sin duda alguna, uno de sus mejores hijos.

[1] Cintio Vitier: Crítica cubana, Letras Cubanas, La Habana, 1988.

[2] Daisaku Ikeda y Cintio Vitier: Diálogos sobre José Martí, el Apóstol de Cuba, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2001.

[3] Cintio Vitier: Temas martianos, Letras Cubanas, La Habana, 2005.

————–

Historias paralelas que marchan simultáneas, Dr. Mauricio Núñez Rodríguez

————–

Permanencia de un descubrimiento, Caridad Atencio

————–

Comunicación sobre Cintio el traductor o la necesidad de fundamentar, Dra. Carmen Suárez León

————-

Ensayismo martiano de Cintio y Fina,  Dra. Carmen Suárez León

————-

Ante el centenario de Cintio Vitier. Dr. Pedro Pablo Rodríguez

————-

Cintio en su centenario. Dra. María Caridad Pacheco

————

Cintio en mi memoria (Homenaje a Cintio), Por: Dr. Ibrahim Hidalgo Paz

————

Cintio Vitier: La poesía, el lenguaje del alma, Por: Charo Guerra

————

Memorias para Cintio, Por: Lic. Viviana Cristina Alfonso Hernández

————

Cintio Vitier, revelador esencial, Por: Lic. Mariana Pérez Ruiz

Posted in Sin categoría | Leave a comment

Fallece el historiador Eugenio Suárez Pérez

El Centro de Estudios Martianos expresa su profundo pesar por el deceso en la madrugada de este viernes 10 de septiembre, del intelectual cubano e historiador Eugenio Suárez Pérez, director de la Oficina de Asuntos Históricos de la República de Cuba.
Los trabajadores del CEM siempre vieron con admiración y respeto el desempeño de Suárez, su inmensa capacidad de trabajo, y su infatigable interés por preservar los fondos pertenecientes a grandes personalidades de la nación cubana, entre los cuales se halla José Martí, así como acrecentar los resultados de la Oficina que él consideraba “un ejemplo vivo de la obra imperecedera de Celia”.
Entre otras cosas, nos deja la incondicionalidad a su patria y a la Revolución, razones que le dieron sentido a su vida y por las cuales siempre lo recordaremos con especial consideración.
Lleguen a sus familiares, amigos y compañeros de trabajo las más sentidas condolencias a nombre de los trabajadores del Centro de Estudios Martianos.
Posted in Sin categoría | 1 Comment

Leal, siempre leal –en el primer aniversario de su muerte–

Recordar a Eusebio Leal en el primer aniversario de su muerte es deber de quienes hemos seguido el paso a este hombre de tránsito dinámico y de realizaciones profundas. Reconozco que tuve la inmensa suerte de conocer a Eusebio Leal Spengler de una manera muy especial: mediante la experiencia bibliográfica plasmada en los cinco tomos de su Biobibliografía… (Ediciones Boloña, La Habana, 2012-2014), compilación que nos permitió, a mi hermana Josefina y a mí, adentrarnos en una vida y una obra verdaderamente excepcionales.

Nosotras describimos y analizamos su obra tratando de alcanzar la exhaustividad, pero fue imposible. Pronto lo supimos, a pesar de que la bibliografía como repertorio siempre sería útil, pues arrojaría valiosa y precisa información al dar a conocer, en cierta medida, a una personalidad mundialmente reconocida y dotada de tal riqueza que desbordaría los controles bibliográficos, entre otras razones, porque una parte muy considerable de su obra no fue publicada, ni grabada, fluyó en su inigualable oratoria para deslumbrar a quienes tuvimos la suerte de oírlo. Como él nos dijo una vez: sus palabras, en gran medida, se las llevó el viento.

Por tanto, solo un segmento de su producción aparece descrito en los cinco tomos de esa radiografía (más que Biobibliografía) de una vida y una obra, que se ha convertido en necesario banco de datos para quienes quieran conocer el quehacer profesional de una de las personalidades más deslumbrantes de la cultura cubana en los siglos xx y xxi.

Para mí, y para mi hermana Josefina (QEPD), fue una satisfacción personal y una realización profesional que la compilación mostrara, y demuestre, que Eusebio Leal no fue solamente Héroe del Trabajo de la República de Cuba, ni un cubano merecedor de más de diez doctorados Honoris causa y de numerosos premios, condecoraciones y reconocimientos relevantes, sino un hombre que merecerá por siempre el reconocimiento de su pueblo porque consagró su vida a la defensa de los valores que identifican a la nación cubana. Y porque es, además, el redescubridor, de su Habana, de nuestra Habana.

Posted in Sin categoría | Leave a comment