El periodista José Martí: Cultivador del humor y la ironía

Es comúnmente aceptado que si hubiera que encasillar a Martí en una única profesión entre la multitud de quehaceres que llevaba a cabo, se elegiría la de periodista. Toda su vida estuvo fundando órganos de prensa, desde su más temprana adolescencia, hasta el final de sus días, y casi como un dato curioso, puede decirse que la perspectiva humorística fue frecuente en ese quehacer.

Una de las primeras creaciones suyas fue la publicación de El Diablo Cojuelo, cuyo primer y único número apareció el 19 de enero de 1869, en la Imprenta y Librería El Iris. Era entonces un adolescente de apenas dieciséis años, y aprovechaba la efímera libertad de prensa que decretara el gobierno colonial, como medida desesperada para tratar de contentar a los cubanos, en un país que recién iniciaba la Guerra de los Diez Años. Sabía ya, de manera intuitiva, que en cualquier campaña de preparación ideológica, había que contar con el periódico, medio de comunicación por excelencia en aquella época.

Distinguen a este su primer intento en el terreno del periodismo un gran derroche de humor y de ironía, puesto en función de la denuncia de los males en que el gobierno colonial español tenía sumida a la Isla, algo que ya hemos tratado en otras ocasiones.[1]

Puede resultar un tanto sorprendente para el lector común asociar con la risa a un autor como Martí. Su nombre casi siempre se vincula a la tristeza, al dolor, al sufrimiento, a la extrema sensibilidad, al espíritu de sacrificio. No obstante, una lectura detenida de su obra devela la veta humorística, y sobre todo, la capacidad e intencionalidad suyas para emplearla como arma comunicativa eficaz, en su batallar por las causas justas, en su cuestionamiento de la sociedad norteamericana de su época, en su crítica a la monarquía española, y también, por supuesto, en el plano personal, de intercambio amistoso, divertido, a través de las cartas que intercambiaba con amigos cercanos.

En sus textos para La América, de Nueva York, abunda este recurso. Un pasaje interesante desde esta perspectiva de análisis proviene del artículo “Entrega de diplomas en un colegio de los Estados Unidos”. Desde la óptica de un estudiante, aborda el cronista el tema migratorio de la época, que ya resultaba preocupante para la sociedad norteamericana:

Examina otro las razones del dañoso influjo de la ignorante inmigración irlandesa en las ciudades, donde con su número sofocan el voto y se lo adueñan, sin que por su hábito de no reunirse más que con gente de su terruño, y por no ser la idealidad elemento singular de su naturaleza, ascienda en ellos la cultura a la par con su influencia y autoridad de sufragantes en el pueblo que los recibe como a hijos. Crían por las lomas de los suburbios los irlandeses, gansos, patos y chivos, e hijos descalzos, que de sus padres encervezados y de sus madres harapientas y del sórdido cura de la parroquia, no pueden sacar modelos para mejor vida, sino que en cuerpo y espíritu salen de sus chozas de mala madera, depauperados: y como la inmigración de Irlanda a New York es tan cuantiosa, sucede que de veras está gravísimamente amenazada de miseria mental y moral la gran ciudad. Los alemanes la remediarían, si no fueran tan dados al goce de sí propios y tan desentendidos del bien ajeno. Se ve que son mal cimiento de un pueblo formidable el abrutamiento y el egoísmo. Y hay escuelas por cierto; pero en los hijos de irlandeses, lo que la escuela cría, el chivo se lo come. El hijo del alemán, como que el padre suele abrirse camino y no vive en comunidad tan ruin, aprovecha sus libros; sobre que el alemán es hombre de su casa, y trabajador, lo que sin esfuerzo va dando buenos hábitos a los hijos. Y esto no lo decía el discurso del graduando, pero decía otras cosas excelentes.[2]

El modo despreciativo en que el estudiante norteamericano mira a los irlandeses es notable: revela la misma posición xenófoba que los ha caracterizado hasta hoy. Si bien se sirven de los emigrantes para los oficios más humildes que los nacionales se niegan a asumir, la nota despectiva es evidente. No obstante, la capacidad expresiva del cubano produce neologismos, como “encervezados”, que dotan al párrafo de un vigor inusual. No es lo mismo decir ebrios, borrachos o tomadores de cerveza. Y el modo en que compara la crianza de animales y de hijos, valiéndose de efectivos retruécanos, todos dispersos por los arrabales de la urbe como si estuvieran en el campo de la tierra natal, está dado, a mi modo de ver, por el deseo de develar los pilares débiles en que se asentaba la entonces emergente potencia imperialista, en las deficiencias educativas y espirituales que ya eran demasiado notorias, en las desigualdades brutales y en el descuido del cultivo de la ética. Las extremas condiciones de vida, la miseria, la discriminación por su condición de extranjeros, generan ese egoísmo, el vivir al día, la falta de aspiraciones.

Vale notar otra referencia irónica en ese mismo artículo, que lleva tras de sí toda una reflexión culturológica para entonces y para el presente. Como es conocido, en la década del ochenta del siglo XIX estaba en su apogeo el debate entre civilización y barbarie. A partir de la intervención de uno de los graduados, referida a la presencia de los ingleses en Egipto, desliza Martí sus propias opiniones al respecto:

[…]la civilización, que es el nombre vulgar con que corre el estado actual del hombre europeo, tiene derecho natural de apoderarse de la tierra ajena perteneciente a la barbarie, que es el nombre que los que desean la tierra ajena dan al estado actual de todo hombre que no es de Europa o de la América europea: como si cabeza por cabeza, y corazón por corazón, valiera más un estrujador de irlandeses o un cañoneador de cipayos, que uno de esos prudentes, amorosos y desinteresados árabes que sin escarmentar por la derrota o amilanarse ante el número, defienden la tierra patria, con la esperanza en Alá, en cada mano una lanza y una pistola entre los dientes.[3]

Además de revelarnos en este fragmento que su posición antiimperialista rebasaba a los Estados Unidos y se extendía a las demás potencias coloniales de la época, que expoliaban a otros pueblos para levantar sus riquezas, acuña Martí esos dos adjetivos formidables, o por lo menos los dota de un significado inédito hasta entonces. La ironía, así, le funciona para, en una inversión de lo tradicionalmente aceptado, ubicar al opresor, supuestamente civilizado y superior, léase el soldado británico, en la posición del bárbaro, por las prácticas inhumanas que le permiten el dominio de Irlanda y de la India. Y llevando las cosas más lejos, es de suponer que de no ser por esos estrujadores de irlandeses, y la extrema violencia que padecían sus víctimas, las oleadas migratorias de este pueblo a los Estados Unidos hubiesen sido mucho menores.

Como cierre del artículo reserva de intento para sus lectores sorpresa y asombro: los estudiantes inteligentes y locuaces del colegio de Vassar son mujeres, algo inaudito en el entorno patriarcal latinoamericano de la época, y que el cronista comenta admirado. En su opinión, como reiteraría luego en otras obras, el derecho a la instrucción no era exclusivo de los hombres:

¡Oh! el día que la mujer no sea frívola ¡cuán venturoso será el hombre! ¡cómo, de mero plato de carnes fragantes, se trocará en urna de espíritu, a que tendrán los hombres puestos siempre los labios ansiosos! ¡Oh! qué día aquel en que la razón no tenga que andar divorciada del amor natural a la hermosura! ¡aquel en que por el dolor de ver vacío el vaso que se imaginó lleno de espíritu, no haya de irse febril y desesperado, en busca de alma bella, de un vaso a otro! ¡Oh qué día, aquel en que no se tenga que desdeñar lo que se ama! marisabidillas secas no han de ser por esto las mujeres; como los hombres que saben no son por el hecho de saber, pepisabidillos. Hágase entre ellas tan común la instrucción, que no se note la que la posea, ni ella misma lo note: y entonces se quedará en casa la fatiga de amor.[4]

Obsérvese cómo acuña un neologismo, pepisabidillos, que no se aplicaba al hombre instruido, con lo que desautoriza el despectivo marisabidilla,[5] asignado a las mujeres. Además, es curioso el modo de compulsar a sus lectores, mayoritariamente hombres, para que favorezcan la instrucción femenina, demostrándoles, en aras de convencerlos ─tarea difícil en nuestras sociedades machistas─, que ellos también se beneficiarían de la misma y que de este modo mejorarían familia y sociedad. El manejo inteligente de la ironía, así como de los resortes afectivos, estaba dirigido a transformar las mentalidades y con ello ir preparando el camino a la emancipación firme, total, de nuestros países. No bastaba con la independencia política: el proceso transformador, de descolonización profunda, debía llegar a la cultura, al modo de vida, a la espiritualidad de los individuos, y en ese arduo devenir las estrategias comunicativas apoyadas en el humor, la ironía y sus recursos afines podían resultar extremadamente útiles, sobre todo en el ejercicio periodístico.

[1] Véase de Marlene Vázquez Pérez:https://www.lajiribilla.cu/el-diablo-cojuelo-una-muestra-del-humor-inteligente-de-jose-marti/

[2] JM: “Una distribución de diplomas en un colegio de los Estados Unidos. “ La América, Nueva York, Obras completas, Edición crítica (En lo adelante OCEC), t. 19, p. 226-227.

[3] JM: OCEC, t. 19, p. 227.

[4] Ibídem, p. 229.

[5] Aceptado por el Diccionario de la Real academia en su actualización de 2023, incluye un masculino que en mi opinión no se usaba en el siglo XIX, pues de lo contrario Martí no hubiese creado el pepisabidillo

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Céspedes en Martí

El Centro de Estudios Martianos celebró, este 18 de abril, el aniversario 205 del natalicio del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, con la realización de un panel integrado por el doctor en Ciencias Históricas, Pedro Pablo Rodríguez López, el licenciado y profesor universitario Luis Enrique Domínguez, y moderado por la máster en Estudios Cubanos y del Caribe, Laura Rodríguez de la Cruz.

Las intervenciones centraron la atención en las enseñanzas morales del iniciador de nuestras luchas por la independencia. Martí destacó en Céspedes no solo el ímpetu ante el proceso inminente de la guerra el 10 de octubre de 1868, sino su ética, valor y pensamiento, tanto como la inteligencia de autorreconocer los que consideró sus defectos. Fue un hombre que supo poner a un lado el amor propio, “o sea, sacrificar lo que nadie es capaz de sacrificar”, resumió Pedro Pablo “en bien de la libertad y de la unidad”.

Pedro Pablo, estudioso y jefe del equipo de la Edición Crítica de las Obras Completas de José Martí, se detuvo especialmente a exaltar el aprecio que el Apóstol sintió, a partes iguales, tanto por Céspedes como por Ignacio Agramonte, e impugnar el espíritu provinciano que, a veces, reaparece alrededor de las figuras de ambos próceres, contra los sólidos argumentos de la historia. En la defensa de esa relación, recordó al querido Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler, enemigo acérrimo de cualquier vanidad localista.

Entre el público estuvieron presentes el doctor en filosofía, Marek Hrubec, actualmente vinculado al Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU), de la Universidad de La Habana, y al diplomático Miguel Ángel Ramírez Ramos, quien en fecha reciente culminó su misión como embajador de Cuba en Japón y quien, en estos años, ha sido un colaborador indispensable del Centro de Estudios Martianos.

© Portal José Martí

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El recuerdo de Ana Cairo Ballester y su obra martiana

El miércoles 3 de abril, en la Biblioteca Nacional “José Martí”, fue recordada la importante intelectual cubana Ana Cairo Ballester, a cinco años de su fallecimiento en La Habana, su ciudad natal.

Tuve el privilegio de ser invitado a integrar el panel en esa institución que la querida amiga convirtió en su segundo centro de trabajo cotidiano, después de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, donde estudió y se desempeñó como profesora.

Sintetizo las ideas que entonces expuse y me extiendo algo más en recordar su labor como investigadora de la obra de José Martí, y añado su fecunda colaboración con el Centro de Estudios Martianos durante muchos años.

Nacida el 10 de noviembre de 1949, Ana falleció con 71 años de edad. Se dedicó a trabajar de manera incansable por la cultura y la identidad cubanas y, por ello, enriqueció por igual y en plena consonancia los dos campos de saberes que, fundamentalmente, cultivó –las letras y la historia cubanas y, de alguna manera, hasta ciertos elementos de la Sociología–, todo aquello que nos caracteriza, nos explica y nos junta como nación.

En mi opinión, este es el gran aporte de su labor como profesora, investigadora y ejemplo de dedicación plena al conocimiento y a la reafirmación de nuestra alma colectiva. Fue, además, su instrumento para entender su tiempo y al cubano, en un ambiente social que disfrutó y alentó con la inteligente atención, que no dejó de ser crítica cuando fue necesario.

Sin dudas, profesora exigente y cumplidora de sus deberes. Su rectitud obligaba a estudiar; su cubanía y entrega a la clase y al alumnado creaba en estos un alto sentido de interés y responsabilidad ante las materias y asuntos que impartía.

Como investigadora resaltan su constancia, sistematicidad, atinada selección de los asuntos y temas para sus estudios, cuidado y respeto en el manejo de las fuentes y la originalidad de su obra toda.

El sentido martiano de la vida la atrapó desde muy joven y nada de la patria le fue ajeno. Como ciudadana, cumplió los deberes de nuestra sociedad. Fue una militante de la UJC y del Partido Comunista sin algarabías ni alborotos, con entrega y ojo crìtico ante la realidad de esos años que vivió, siempre con la patria y el bien humano en el corazón y en sus hechos personales.

Amiga fiel, cultivadora de los mejores sentimientos entre quienes le rodeábamos, dispuesta a ayudar en cualquier terreno, cuando era necesario, también fue una mujer de familia, que atendió a sus padres y hermanas y entregó amor y dedicación a su hijo.

Obtuvo las más diversas distinciones sin afectarr nunca su personalidad habitual sencilla, trabajadora y colaboradora, de cubana de a pie, como se dice ahora: Por la Educación Cubana, Por la Cultura Nacional, la Orden “Frank País”, el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanidades, por solo citar quizás los más significativos. Fue miembro de número de la Academia de la Historia de Cuba y mantuvo en el aire un programa de esa instiución en la emisora Habana Radio.

Martí la atrapó, desde luego, como a todo buen cubano. Colaboró con los seminarios juveniles martianos, impartió el curso monográfico sobre la obra del Maestro en su Facultad universitaria y publicó numerosos ensayos, artículos, estudios y libros de temática martiana. En ese inagotable campo de estudios, amplió conocimientos y entregó nuevos tópicos. Participó en numerosas actividades académicas del Centro de Estudios Martianos, tales como seminarios, cursos, conferencias y como miembro de su Consejo Científico, reelegida por muchos años.

Hace ya un quinquenio que extraño a Ana Cairo Ballester, que no tengo textos suyos, que no hablamos con toda la confianza e intimidad de tantos años trabajando temas cercanos, similares, buscando en los archivos de instituciones y bibliotecas cubanas y extranjeras, y traspasándonos nuevas informaciones, según las íbamos adquiriendo. En dos palabras, mi querida Ana: si hay un más allá, allí nos encontraremos y compartiremos, siempre cubanos, martianos, empeñados en mejorar este mundo.

La Habana, 7 de abril de 2024

Bibliografía de Ana Cairo Ballester (disponible en la Biblioteca Especializada del CEM)

Por Paola Sánchez

libros y folletos
–José Martí. El Padre de las Casas. Investigación, cronología, estudio valorativo y notas. Edición Crítica, Colección Ala y Raíz, Serie La Edad de Oro, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2001, 93 pp.
–José Martí y la novela de la cultura cubana, Imprenta Universitaria, Campus Universitario Sur, Santiago de Compostela, 2003, 250 pp.
–José Martí y la novela de la cultura cubana (reedición), Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2014, 435 pp.

Textos en libros
–Lecturas sobre Literatura Cubana, t. I (primera y segunda partes) y II (primera y segunda partes): prefacio, compilación e introducción de Ana Cairo Ballester, Departamento de textos y materiales didácticos, La Habana, 1983.
–Letras. Cultura en Cuba: prefacio y compilación a cargo de la Dra. Ana Cairo Ballester, Pueblo y Educación, La Habana (t. 4, 6 y 7: 1987, 1989 y 1992).
–“Martí y Hugo: dos poetas en el destierro”, en Letras. Cultura en Cuba (t. 8, pp.175-185). Prefacio y compilación del libro, Dra. Ana Cairo Ballester, Pueblo y Educación, La Habana, 1997.
–“Martí, Las Casas y los apóstoles de la justicia”, (pp. 420-435), en El Padre las Casas y los cubanos(selección de Ana Cairo Ballester), Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2011.
–“Tres legítimos monumentos a José Martí”, en sección “Reseñas” (pp. 193-197, sin otros datos. Suelto impreso, no identificada la fuente original).

Textos en revistas
–“Visión de los Partidos Republicano y Demócrata en Escenas norteamericanas (1880-1889), Universidad de La Habana, no. 220, La Habana, 1983, pp. 43-68.
–“Martí y Hugo: dos poetas en el destierro”, Revista de la Biblioteca Nacional de Cuba, 79(3), La Habana, sep.-dic., 1988, pp. 153-168
–“Un altivo prometeo escritor de El presidio político en Cuba”, Universidad de La Habana, no. 245, La Habana, en.-dic., 1995, pp. 23-28.
–“Salvador de la mejor tradición del pensamiento cubano”, Honda, no.5, Sociedad Cultural José Martí, La Habana, 2002, pp.21-24.

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Monumental escultura de José Martí en Guatemala

La Avenida de las Américas de la Ciudad de Guatemala es una de las arterias más importantes de la urbe y posee a lo largo de todo su recorrido piezas dedicadas a significativas personalidades de la cultura y la política de Guatemala, el continente y el mundo. Basta mencionar el monumento a Miguel Ángel Asturias, Simón Bolívar o Juan Pablo II. Sin embargo, no fue hasta el 29 de agosto del 2013 que se logró materializar una idea que desde hace varios años se venía fraguando: la presencia de José Martí en Las América.

En la capital guatemalteca, desde la década de 1950 del pasado siglo, existe una calle que lleva el nombre de nuestro Héroe Nacional, y en ella se halla un busto, pero ahora se trata de una escultura monumental enclavada en un área denominada Jardín José Martí, muy cerca de la sede de la Embajada de Cuba en ese país centroamericano. Allí se erige una obra del conocido escultor cubano Andrés González González, en colaboración con el joven artista Oscar Luis González, quienes durante tres meses trabajaron afanosamente en la Escuela Taller de la Municipalidad de Guatemala sobre una estructura de metal para después recubrirla con cemento y polvo de piedra ―procedente de montañas de la zona oriental de Guatemala― para ir moldeando entonces una imagen de 3,80 metros de altura que se colocó sobre un pedestal de granito con perfiles bien contemporáneos y de 4 metros de elevación, obra del año 1973 del notable arquitecto y escultor guatemalteco Efraín Resinos (1928-2011).

“El escultor Andrés González González y el joven artista Oscar Luis Gónzalez trabajaron durante tres meses en la obra”.

El pedestal fue diseñado originalmente para sostener una estatua ecuestre del expresidente guatemalteco Justo Rufino Barrios (1835-1885), trasladada hace un lustro hacia la conocida Plaza Barrios en otra zona céntrica. En meses anteriores, esta obra ―que posee gran valor patrimonial para la ciudad― había recibido una restauración capital para servir de base a la imagen martiana.

El propio Efraín Resinos cedió su obra para este noble empeño. A él se debe el proyecto del majestuoso Teatro Nacional de Guatemala, que lleva el nombre de Miguel Ángel Asturias, entre otras edificaciones capitalinas que llevan la impronta del maestro Resinos, quien esculpió también el rostro del narrador Mario Monteforte Toledo, considerado por la crítica como el novelista guatemalteco más importante después de Asturias, por solo citar dos ejemplos.

La  pieza de Andrés González no es una expresión casual en el hacer de su autor. La escultura épica ocupa un espacio significativo en la reconocida creación nacional e internacional del artista cubano. En su currículum cuentan importantes monumentos a próceres latinoamericanos y caribeños emplazados en Cuba y otros países del continente: la imagen dedicada a Eloy Alfaro en la Avenida de los Presidentes en La Habana, el dedicado a la heroína cubana Celia Sánchez Manduley en la popular heladería Coppelia y una amplia colección de más de 20 piezas dedicadas a José Martí, entre las que se distinguen: la situada en la Ciudad Mitad del Mundo, en Ecuador; el Martí de la Tribuna Antimperialista o el que se muestra en la entrada de la sede de la Sociedad Cultural “José Martí”.

El Jardín José Martí de Guatemala integra un proyecto ―expresión de los lazos de amistad y fraternidad entre ambos pueblos― que tiene un antecedente en La Habana. El 11 de septiembre del 2010, se inauguró en una de las zonas más bellas de la capital cubana el Parque República de Guatemala, con un monumento que perpetúa la imagen de José Joaquín Palma y Rafael Álvarez O´Valle, autores de la letra y la música, respectivamente, del Himno Nacional de Guatemala. Este conjunto escultórico también es obra del artista Andrés González González, que se complementa con un mural de los pintores cubanos Jesús Lara Sotelo y Francis Fernández Trujillo, y que recrea el devenir de la cultura guatemalteca en sus diferentes etapas: precolombinas, colonial y republicana, y donde se evoca la milenaria y sabia cultura maya.

La idea inicial de ambos parques nace de los proyectos que desarrollaron en ese entonces la Sociedad Cultural “José Martí”, esta vez, con el auspicio de la Embajada de Guatemala en Cuba y el apoyo posterior de muchas instituciones, organizaciones y amigos de la Isla. Pero, para ser más preciso, nace de la afinidad de intereses culturales del entonces Embajador de Guatemala en La Habana, el señor Estuardo Meneses Coronado y el Vicepresidente Primero de la Sociedad Cultural, Erasmo Lazcano López, quienes tuvieron a bien materializar una idea original del Dr. Armando Hart Dávalos.

El Jardín José Martí de la Avenida de las Américas tuvo, desde los inicios de su preparación, el auspicio de la Embajada de Cuba, la Asociación Cultural José Martí, la Municipalidad, así como la colaboración de la Universidad San Carlos (USAC), la Logía Masónica “José Martí” de ese país, y la Misión Médica Cubana, la cual, a través de la Unidad Central de Colaboración Médica del Ministerio de Salud Pública de Cuba participaron estrechamente. Tuvo el apoyo, además, de numerosas instituciones  y personalidades de la sociedad guatemalteca en sus diferentes fases.

“(…) rendirle un homenaje al más universal de todos los cubanos; es hacerlo con el pueblo cubano, que ha sido generoso y solidario con el nuestro”.

Estuardo Meneses, uno de los gestores iniciales del proyecto general, en entrevista vía coreo electrónico concedida a Randy Saborit, corresponsal de Prensa Latina en ese momento en Guatemala y publicada el 30 de agosto del pasado año, afirmó que “Abrazar el pensamiento martiano y rendirle un homenaje al más universal de todos los cubanos; es hacerlo con el pueblo cubano, que ha sido generoso y solidario con el nuestro”.

Desde Moscú, donde se encontraba cumpliendo misiones diplomáticas, Meneses Coronado recordaba que “la idea de erigir en Guatemala un monumento al Apóstol de la independencia de Cuba se fraguó en La Habana”. A su vez, Erasmo Lazcano ―otro de los principales artífices de este empeño― en declaraciones a la periodista Raquel Marrero, aparecidas en el diario Granma el 29 de agosto, enfatizaba que “será un Martí de todos y para todos los tiempos” al referirse a la monumental escultura.

El acto de inauguración del Jardín José Martí contó con las palabras de Roberto Blanco Domínguez, Embajador de Cuba en Guatemala; de Rafael Bernal, Ministro de Cultura de Cuba; el canciller de Guatemala, Fernando Carrera; del señor Alcalde de La Ciudad de Guatemala, Álvaro Arzú, y de la presidenta de la Asociación Cultural José Martí en Guatemala, Marina Coronado. Al cierre, se escuchó la voz del trovador cubano Polito Ibáñez, quien viajó especialmente para la ocasión.

“(…) será un Martí de todos y para todos los tiempos”.

Esta fue una de las ideas más ambiciosas previstas en un amplio programa de actividades en aquel momento, en Guatemala, por el 160 aniversario del natalicio de José Martí. Anteriormente, se organizaron las jornadas martianas que cada mes de enero auspicia la Embajada de Cuba, se creó la Asociación Cultural “José Martí” en la capital y se realizó la VIII edición de la Conferencia Científica Internacional “José Martí y los desafíos del siglo XXI para Centroamérica y el Caribe”, que con frecuencia bianual auspiciaba el Centro de Estudios Martianos con el apoyo de las universidades San Carlos de Guatemala (USAC) y Rafael Landívar, y en esta ocasión, tuvo la colaboración del Centro de Estudios Interétnicos de la propia USAC.

La inauguración del Jardín José Martí en la Avenida de las Américas de Guatemala es también un reconocimiento al aporte de Cuba hacia Guatemala en temas de cooperación y al legado de José Martí en la historia guatemalteca y centroamericana.

Regresó José Martí ―desde las manos de dos escultores cubanos― a un espacio significativo en su vida y en su quehacer, donde se le reconoce como una de las personalidades del continente que nutrió la vida intelectual, universitaria y cultural de Guatemala en la segunda mitad del siglo XIX.

El Jardín José Martí es una obra de creación colectiva entre guatemaltecos y cubanos. No hubiera sido posible de otra manera sino a través de la colaboración conjunta en sus distintas etapas. Los proyectos martianos continúan aunando personas, convocando voluntades, acercando pueblos.

Tomas de: https://www.lajiribilla.cu

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Las relecturas martianas de Rolando Rodríguez

El historiador Rolando Rodríguez se ha marchado este 4 de abril; pero nos deja una amplia y valiosa obra ensayística que resulta esencial para entender diferentes y complejas etapas de la historia nacional.

Repaso su amplia bibliografía a partir de la ficha que preparé en el año 2013 a propósito de la edición de su volumen Dos Ríos: a caballo y con el sol en la frente preparado por la editorial Capiro de Santa Clara como parte de los textos que se presentarían en la Feria Internacional del Libro de ese año que estuvo dedicada al autor. Publicó República angelical, Bajo la piel de la manigua, Cuba: la forja de una nación (Premio de la Crítica Científico Técnica), La revolución inconclusa, Los Mangos de Baraguá contra el Pacto del Zanjón, Una edición memorable: el diario del Che en Bolivia, La toma de Las Tunas: derrota definitiva de las armas españolas en Cuba, A caballo y con el sol en la frente, Cuba: las máscaras y las sombras, República de corcho (Premio de la Crítica Científico Técnica), La conspiración de los iguales, La insurrección de los independientes de color en 1912 y República estrictamente vigilada, títulos que cuentan con varias reediciones.
Se encontraban en proceso de impresión en ese momento: Rebelión en la República, Auge y caída de Gerardo Machado, La Revolución que no se fue a bolina y Los vientos huracanados de la historia. Publicó numerosos trabajos en la prensa cubana y extranjera y dictado conferencias en Cuba y el extranjero. Le fue concedido el Premio Nacional de Ciencias Sociales en 2007 y en 2008 el Premio Nacional de Historia. Recibió numerosas condecoraciones cubanas y extranjeras, entre ellas la Distinción por la Cultura Nacional. Fue miembro de la UNEAC, la UNHIC, la ADHILAC y la UNJC.
Rolando Rodríguez fue un incansable y acucioso investigador a la vez que desempeñó importantes responsabilidades en el mundo cultural, universitario y editorial del país. A manera de homenaje póstumo, retomo la reseña que redacté a propósito de la publicación del volumen Dos Ríos: A caballo y con el sol en la frente donde brinda notables aportes relacionados con la muerte de José Martí como resultado de su estancia en el Archivo Central del Instituto de Historia y Cultura Militar de España.

El 19 de mayo: relecturas de Rolando Rodríguez

El análisis profundo a partir de fuentes primarias caracterizan el volumen Dos Ríos a caballo y con el sol en la frente del historiador Rolando Rodríguez. A través del viaje por el amplio universo sociocultural e histórico que el autor nos brinda conoceremos de la significación de importantes hallazgos para la historia de Cuba e Hispanoamérica entorno a los documentos que nuestro Apóstol llevaba consigo en la hora final de Dos Ríos y, a su vez, estas páginas desentrañan aristas polémicas o poco conocidas de las últimas horas de la vida de José Martí.
La información que conforma este libro —ilustrado a partir de una obra del artista cubano Carlos Enrique— anteriormente fue conocida a través de dos entregas: Dos Ríos a caballo y con el sol en la frente (Ciencias Sociales, La Habana, 2002) y Martí: los documentos de Dos Ríos (Sed de Belleza, Santa Clara, 2001). Ahora el lector tendrá la posibilidad de conocer en un solo texto toda la información e investigación resultantes de la estancia del autor en el Archivo Central del Instituto de Historia y Cultura Militar de España donde pudo consultar los expedientes correspondientes, no solo a los combates de Dos Ríos el 19 de mayo, sino también a los ocurridos entre los días 23 y 26 de ese mes.
El discurso ensayístico del texto demuestra un amplio dominio de la lengua española por parte de autor al utilizar un amplio registro, tanto de las expresiones más cultas y académicas como de aquellas del uso más coloquial; y resulta que, en ocasiones, necesita transmitir ciertos colores del diálogo, de las escenas o del temperamento y personalidad de los héroes que son los protagonistas de la historia que necesita sustantivar verbos o crear giros o intensiones comunicativas inusuales que le permitan dibujar los múltiples y complejos matices de contextos colmados de tensiones socioculturales e históricas.
Rolando Rodríguez es un hombre de énfasis al decir y esas intensiones están en el discurso ensayístico de este volumen en las que aparece ante el lector, unas veces el agudo analista, mientras que en otras, el narrador de amplios registros escriturales que utiliza la palabra como laboratorio de comunicación. Su peculiar y enfático uso de las comas es directamente proporcional a su decir sentencioso.
La información aquí reunida sirvió como fuente bibliográfica al documental Dos Ríos: el enigma, del realizador Roly Peña que ha sido presentado en la televisión cubana en varias ocasiones y es que el estilo narrativo del autor el presentar, valorar y novelar los hechos históricos que centralizan su estudio, logra largas secuencias cinematográficas que motivan y facilitan la lectura y comprensión del recorrido de José Martí los últimos días de su vida hasta la hora fatídica de Dos Ríos.
Cada una de las escenas que el autor reconstruye están concatenadas entre sí a partir de una amplia utilización de fuentes primarias, testimonios, diarios o estudios de otros investigadores que brindan al análisis una gran riqueza de criterios sobre acontecimientos trascendentales para la historia de Cuba acaecidos en la zona de convergencia de los ríos Cauto y Contramestre el 19 de mayo de 1895.
Pero este análisis integral y concatendo de los hechos origina en el discurso largas secuencias cinematográficas en las que el autor logra tal complicidad en los hechos que olvida la existencia de los puntos y seguido o de los puntos y aparte y es que realmente, en ocasiones, no le hacen mucha falta porque sus amplias descripciones pletóricas de detalles e informaciones contextuales no deben ser interrumpidas sino que la expresión es solucionada con largas oraciones subordinadas que se encadenan entre sí de manera escalonada y en cascada que por su frecuencia y efectividad narrativa, en este caso, forman parte del estilo del autor.
Los documentos que José Martí llevaba consigo en la hora final de Dos Ríos no solo permiten acercarnos al mundo íntimo del héroe, las cartas de y para los más cercanos y queridos, y aquellas informaciones destinadas a estrategias militares, pero también son expresión de su inexperiencia combativa, pues se supone que un soldado marche a la batalla ligero o con los atavíos propios, necesarios e imprescindibles de una contienda y no con la papelería que se muestra en el capítulo VI que poco o nada le hubieran servido en un enfrentamiento con el enemigo. No solo la papelería encontrada, sino también: dinero. Como expresa Rolando Rodríguez, poéticamente, la correspondencia con sus seres queridos que llevaba consigo le servía de amuleto.
Esos documentos permiten adentrarnos en las preocupaciones más cercanas que “bullían” en el universo del héroe en ese minuto. Siempre hallazgos como este son reveladores, pues brindan precisiones únicas más allá de valoraciones o conjeturas.
Estas páginas constituyen una valoración novelada de un grupo de acontecimientos cenitales, dudas y enigmas que más de un siglo después continúan convocando a estudiosos cubanos y a las nuevas generaciones de lectores que desde su perspectiva se acercan a nuestra historia.

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Promueven en Italia, VI Conferencia Internacional “Por el equilibrio del mundo” (La Habana, enero de 2025)

La VI Conferencia Internacional “Por el equilibrio del mundo, con todos y para el bien de todos”, a desarrollarse en La Habana en enero de 2025 está siendo promovida en Italia, desde el año anterior, por el Centro Internacional de Alta Formación “José Martí” de Estudios sobre la Paz y la Fraternidad entre los Pueblos.

En la revista bimestral Semillas de paz se aportan detalles de diversos encuentros de especialistas del citado Centro con estudiantes del Instituto Superior «Vincenzo Cardarelli», en la Ciudadela Semi di pace, ubicada en la ciudad de Tarquinia, provincia de Viterbo.

También se reportan fructíferos intercambios del profesor Luca Bondi, presidente de la asociación Semi di Pace, con estudiantes y profesores del Instituto Preuniversitario Majorana, para “orientar a los jóvenes, en tanto la vida del prócer cubano constituye un modelo de compromiso en cuanto a los valores de la paz y la amistad entre los pueblos”.

Bondi ha reiterado la calidad de la edición V de dicha Conferencia Internacional, celebrada en La Habana en enero de 2023, “donde se compartieron temas de extraordinaria actualidad como el respeto a la Madre Tierra, la cooperación internacional, la paz, la solidaridad, la eliminación de los conflictos en el mundo”.

(Síntesis informativa a partir de Semi di pace Magazine)

 

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Periodismo y literatura en María Elena Llana

La periodista y escritora cubana María Elena Llana (Cienfuegos, 1936), galardonada en diciembre de 2023 con el Premio Nacional de Literatura, dedicó una buena parte de la mañana de este jueves (28 de marzo) a conversar –con el público reunido en el Salón Bolívar del Centro de Estudios Martianos–, acerca de profesiones que, más allá de sus éxitos, ha asumido siempre con la mayor sencillez.

A las preguntas de la doctora Marlene Vázquez Pérez, la escritora respondió con anécdotas graciosas e interesantes, que perfilan los rasgos de su reconocida individualidad intelectual.

Graduada de la Escuela de Periodismo “Manuel Márquez Sterling” en 1958, y saltando las ventajas que concedían (en horarios y temas) “al género débil”, y haciendo uso de una mentalidad abierta y un estilo desenfado, María Elena ejerció desde los primeros años del triunfo revolucionario en el periódico Revolución, buscando aprender lo mejor de las tradiciones del oficio periodístico. Puso como ejemplo, entre otros, la muy apetecida especialidad de titulista, entonces más reservada para hombres, que consiguió desempeñar con éxito. También mencionó su trabajo como parte de un pequeño equipo que sintetizaba los discursos de Fidel, práctica mediante la cual resaltaba la eficacia de ese órgano dentro de la competencia de la prensa que confluía en aquellos años 60 en el país.

Su hoja de trabajo incluye agencias noticiosas: Prensa Latina; periódico La tarde; revistas Prisma Latinoamericano y Cuba Internacional, así como la televisión y la radio, medio este último que sigue siendo hoy una de sus grandes pasiones y que incentivó en ella (a partir de la realización de adaptaciones para obras literarias universales) su lugar definitivo dentro la literatura, especialmente en el cuento, género donde la crítica ha establecido su magisterio en la narrativa femenina cubana e iberoamericana, con la salida de su primer libro “La reja” (Ediciones R, 1965), en especial, por “Nosotras”. Su relación periodismo-literatura fue, dijo, un tránsito natural, acompañado también por el dibujo y la pintura, especialidad que ya había estudiado antes en la Academia de San Alejandro.

María Elena ha publicado, además, Casas del Vedado (1983), Castillos de naipes (2004), En el limbo (2009), Sueños, sustos y sorpresas (2011), Desde Marte hasta el parque (2015), El cristal con que se mira (2016), y ha recogido parte de su obra en la antología Casi todo (Unión, 2006) y Cuentos al azar (Cauce, 2016). Acerca de Casas del Vedado, comentó que constituye una visión de las clases vencidas desde lo fantástico-real, perspectiva que valida como su poética.

En el panel estuvo acompañada, también, por el doctor Pedro Pablo Rodríguez López, quien además de resaltar la obra de Llana y “la sencillez de su grandeza”, trajo a colación la historia del periodismo en Cuba con uno de sus más interesantes ejemplos, el periódico Patria, creado por José Martí, fuente de conocimientos y retos para la prensa actual, que debería consultarse en detalle por quienes ejercen hoy el periodismo.

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Nuevas fechas de cierre para el envío de textos al Coloquio martiano de mayo

El Comité Organizador del Coloquio Internacional “El modernismo de José Martí”, convocado para los días 14-16 de mayo del presente año (2024) en el Centro de Estudios Martianos (CEM), prorrogó hasta el mes de abril los plazos de admisión de resúmenes y ponencias a enviar al evento.

Ahora las nuevas fechas de cierre son: 15 (los resúmenes) y 30 (las ponencias). El resto de los contenidos y requisitos de la convocatoria se mantienen inalterables. Consulte aquí la convocatoria.

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Silencios y recepciones: la novela de José Martí, en la Feria del Libro de Bayamo

La obra del doctor en Ciencias Mauricio Núñez Rodríguez: Silencios y recepciones: la novela de José Martí (Letras Cubanas, 2023), reconocida con el Premio Alejo Carpentier de Ensayo en 2020, fue presentada en la ciudad de Bayamo, hoy 21 de marzo, Día Internacional de la Poesía, en el contexto de la 32 Feria del Libro de la provincia Granma.

El intercambio presencial entre autor-investigador y futuros lectores del citado texto aconteció en la filial en esa ciudad de la Sociedad Cultural José Martí, una de las subsedes allí del más importante evento literario que se realiza anualmente en Cuba.

Entre otros muchos valores, Silencios y recepciones…, constituye una lectura estimulante para releer (avisados) la inspiradora novela martiana Lucía Jerez (o Amistad funesta), uno de los objetivos raigales de las instituciones martianas: acercar a los jóvenes al estudio de la vida, el pensamiento y la amplia y profusa obra literaria del prócer cubano.

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Reabre sesiones Cátedra Martiana de la ELAM

La Cátedra Martiana de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) reabrió sus sesiones hoy, 21 de marzo, Día Internacional de la Poesía, con la conferencia “José Martí, poeta”, impartida en los predios habaneros de dicha institución por la doctora en Ciencias Literarias, Marlene Vázquez Pérez, directora del Centro de Estudios Martianos.

A sala llena, con participación de profesores y de estudiantes (cubanos e internacionales), la plática fue muy bien acogida. En especial, los estudiantes colombianos se interesaron por el libro electrónico José Martí y Colombia, publicado por el sello editorial del CEM (selección de textos y prólogo de la propia Marlene y de la doctora Gladys González Martínez), que fuera presentado durante la Feria Internacional del Libro de La Habana dedicada a Colombia en 2023.

El proyecto científico-pedagógico ELAM, inaugurado el 15 de noviembre de 1999 por el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, acoge a estudiantes de 122 países de América, África, Asia y Oceanía. Desde su condición de Universidad Internacional de Excelencia, es parte del Programa Integral de Salud de nuestro país y, en todos estos años, ha graduado a cerca de 31 mil médicos, obra formativa de gran impacto en diversos puntos del planeta.

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