Sabio consejo de un trabajador
Preguntárosle hace unos días a un constructor de carros de ruedas, artesano inteligente que se lamenta de no haber aprendido maquinaria, sobre cuál sería el medio más eficaz para mejorar y elevar la condición de la clase trabajadora;– y dijo así.
–El establecimiento de una o más escuelas técnicas en cada ciudad del país; o de un curso completo de esos estudios en las escuelas públicas. Que haya grandes escuelas científicas: –o que se enseñen e las escuelas nacionales las ciencias como un ramo de la educación pública.—Todavía mejor que esto sería enseñar las artes industriales, no en libros de escuela, sino en sus aplicaciones prácticas de mecánica, minería, agricultura o química.
–¿Qué entiende Vd. por esa enseñanza?
–Entiendo que se emplee a los niños cierto número de horas al día o a la semana en el manejo de los materiales de trabajo que se han de usar en las artes o ciencias que se les enseñe. De este modo los hijos de los trabajadores que asisten a las escuelas, aprenderían a trabajar. Hoy no hacen más que perder todo gusto por el trabajo durante los años que consagran a los estudios; y salen de las escuelas sin conocer ningún medio real e inmediato de abrirse camino en la vida.
Nos parece este trabajador un sabio.
La América, Nueva York, noviembre de 1883