[Nueva York, 1887]
Mi buen hermano:
Ahora soy yo el deudor, porque ya vino a dejarme contento la última querida carta suya.
Pero sólo tengo un minuto antes del correo, para rogarle que me cuide esa carta que envío, si le pareciese bien, a fin de que le salga de modo que se entienda. Hasta mañana.
Su hermo
J. MARTÍ