[Nueva York, 16 de septiembre de 1882]

[Nueva York, 16 de septiembre de 1882]
Sr. Felipe Sánchez Solís
Mi amigo muy querido.-

Meses hace recibí una afectuosa carta suya. No me tenga a mal que no se la haya respondido hasta ahora,-que no ha sido falta de cariño, y vehemente agradecimiento, sino culpa de mis tristezas, que con las de mi patria se me aumentan, y me quitan a veces toda fuerza de la mente y de la mano.

Me invita V. a volver a México; que es tanto como invitar al hijo ausente a que vuelva al solar propio, pues ¿no sabe V. que quiero a México con tal vehemencia y ternura que no parece sino que fuera mi verdadera patria? Allí mis mejores amigos; allí, mentes clarísimas, corazones principales, deleitosos recuerdos, naturaleza arrogante y seductora, vida fantástica y mágica. Allí Vd., cuya memoria me regocija, cuyo ejemplo me da fuerzas, y cuya amistad me enorgullece.

Por tantas partes he ido hablando de Vd. Vd. habla, para mí, lengua de siglos. No sé si será Vd. ahora senador, pero pienso en Vd. siempre como si lo fuese, y no de estos ruines senados de hoy, sino de aquellos sencillos y majestuosos de Tlaxcala. ¿Qué ha sido de su casa? ¿O qué de sus cuadros? ¿Qué de la benévola Lusanita, de su arrogante hija mayor, de aquella pequeñuela de ojos resueltos y vivaces, y de sus dos excelentes hijos? La suya es casa patriarcal, y yo no he de dejar que otro hable de ella, sino que tomo empeño-para ganar honra con tributarla a quien la merece-en narrar las bondades, merecimientos y faenas del muy noble caballero indio, del discreto y venerable Felipe Chicencaulta. Ve Vd. que nada olvido.

Muy de prisa estoy ahora, por exceso de trabajo, pero aún me queda tiempo para decirle que no tengo conmigo, ni la enviaría aunque la tuviese, aquella biografía sucinta que le escribió Villaseñor; sino que, en cartas que irán detrás de esta, y en las que hagamos escribir al leal Gerardo, trataremos del modo de que yo reponga, con datos que de allá me den, y juicio que yo saque de mí, la biografía de quien con tanto exceso la tiene merecida. Escribirla será para mí un verdadero regalo.

Con el caballero Guasp, que lleva esta carta, le envío un pequeño libro de versos que acabo de publicar, como cosa privada, y no para ser dado al polvo de las calles ni a la venta-por ser todo él ofrenda a mi hijo. Es una sencillez, pero la envío con gusto-a Vd., a quien quiero.

Vivo placer tendría en recibir pronto respuesta suya su amigo cariñoso y agradecido, que bien quisiera, más no puede, emprender ahora el camino de su carta.-

José Martí
Dirección
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