
Como parte de las actividades programadas por el Grupo Interdisciplinario José Martí y su Visión sobre los Estados Unidos, se ofreció en el salón Bolívar del Centro de Estudios Martianos, en La Habana, el panel titulado: “El Cubano y su nación”, a cargo de la Doctora en Ciencias Francisca López Civeira, con la participación de los Másters en Ciencias Luis Fidel Acosta y Fabio Fernández.
En su disertación la Profesora de Mérito de la Universidad de La Habana señaló que “el proceso de creación del sentido nacional ha tenido, como en todas partes, sus correspondientes construcciones simbólicas que, en la medida en que se generalizan, identifican y movilizan a amplios sectores de la población”.
Luego destacó que “la naturaleza que nos acompaña, las formas de vida y comportamiento, las distintas influencias culturales que han llegado desde variadas regiones del planeta y otros factores han condicionado la construcción del cubano y su cubanía, en lo cual hay que tomar en cuenta la fuerza de los diferentes procesos revolucionarios con su aportación de símbolos, como la bandera de la estrella solitaria, la palma y el mambí”.
Significó la profesora consultante que “los símbolos señalados anteriormente se construyeron en el enfrentamiento al dominio colonial español y, después, en la afirmación propia ante el nuevo poder externo dominante; por tanto, es una nación, es una cubanía en constante afirmación frente a poderes externos, lo cual se traduce en capacidad de resistencia y apego a lo cubano”.
En otra parte de su intervención dijo la doctora López Civeira que “un pueblo que se formó en contraposición con el dominio externo, que afirmó sus prioridades frente a la imposición metropolitana con el ‘se acata, pero no se cumple’ o que burló el monopolio español con el ‘comercio de rescate’, que no caminaba entre manzanos, perales y castaños, sino entre palmas, aguacates y guanábanas, tenía que construir sus gustos, comportamientos y hábitos propios y sus estrategias de sobrevivencia individual y colectiva en medio del conjunto de contradicciones criollo – peninsular, esclavo–libre, negro – blanco, rico–pobre, yanqui – cubiche y estructurar su sentido de pueblo.”
Dijo además que “nuestra forma bullangera, a veces gritona, nuestra marcada gesticulación, nuestro trato amigable, compartidor, solidario, familiar nos identifica, así como el andar a ritmo de baile nos distingue en cualquier sitio ante los otros” y destacó que “nuestro modo de ver nuestras cosas como el cielo más azul o la luna más brillante, o de sentir, como Heredia, que Cuba es ‘la flor de la tierra’, o de vernos a nosotros mismos como los que no fuimos ni seremos cobardes, son fortalezas de nuestro ser como nación – pueblo. Nos reciclamos en tanto cubanos y tenemos la convicción de siempre poder, de lo contrario no seríamos cubanos”.
En la ocasión también se dio a conocer el galardón por la Mejor Ponencia presentada al 34º Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, LASA, celebrado en mayo del año anterior en la ciudad de Nueva York, que correspondió a la doctora Lidia Sánchez Fugichiro, de Santiago de Cuba, y el Premio por la Obra de la Vida al Doctor en Ciencias Históricas Pedro Pablo Rodríguez, Investigador Titular del Centro de Estudios Martianos, por el aporte que su amplia labor ha representado para el desarrollo de los Estudios Cubanos.
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