El argentino Rafael Sirvén ha dedicado los últimos años a estudiar con profundidad aquello que su padre le repetía cuando niño y hoy sigue siendo para él una gran reconstrucción familiar vinculada al Héroe Nacional cubano José Martí.
¿Sangre martiana en Argentina? Es lo que se pregunta esta redactora cuando lo aborda en una entrevista pactada en el Rosedal de Palermo de Buenos Aires, donde hay una gran escultura que honra al gran prócer independentista cubano.
Acompañado de su pareja, la escritora Ana María Cabrera, Rafael contempla emocionado la efigie en bronce de Martí que yace en el jardín de los poetas del Rosedal y rememora una y otra vez a su padre, quien desde pequeño le contó que su abuela era Dolores Martí y Armas, prima de José Martí.
El me comentaba que Dolores era prima hermana de Martí pero estudiando la genealogía pudiera ser prima segunda, afirma a Prensa Latina este señor de 73 años, quien guarda como un tesoro cada original de partidas de nacimiento y textos relativos a su árbol genealógico.
Sirvén hace años averigua, quiere saber más e investiga hoy los nombres de los padres de su bisabuela Dolores. Tengo mucho para contar a través de mi bisabuelo (Antonio Román Eustacio Sirvén Durán), casado con ella en La Habana en 1869.
En su árbol familiar también aparece otro personaje relacionado a la historia de la independencia cubana. Faustino, hermano de Antonio, el padre de Mercedes Sirvén, la farmacéutica que estuvo en la guerra necesaria junto al apóstol cubano y que bajo su carpa de campaña ayudó a sanar heridos.
Otro de los hermanos de mi bisabuelo fue Ricardo Sirven Durán, fusilado en Santiago de Cuba en la primera parte de la guerra de los 10 años, relata Rafael, quien subraya que en 1870 parte de la familia volvió a Barcelona, España. Mi abuelo nació allí y a los tres años vino para acá para Buenos Aires.
Para este hombre, quien guarda celosamente su árbol genealógico, la posibilidad de saber que lleva sangre martiana es todo un orgullo. Martí fue un personaje increíble, tan humanista, fantástico, fue muy importante para Cuba y para el mundo, dice.
Tengo muchos datos, me falta saber el nombre de los padres de mi bisabuela, quien nació en 1848 en La Habana y a los casi 20 años se casó con mi bisabuelo. Tengo incluso el nombre del barco (Lorencito), en el que partieron de regreso a Barcelona en 1870, no es imposible reconstruir lo que falta, asevera.
Mientras sigue en su búsqueda, Rafael anhela ir a Cuba, conocer La Habana, saber más de su pasado, visitar Santiago de Cuba, Holguín y Las Tunas, por donde anduvo Mercedes Sirvén (única mujer farmacéutica en las guerras de independencia y la única que alcanzó el grado de comandante).
Sobre ese sueño por el que tanto luchó Martí, por ver esa América Latina unidad que hoy sigue siendo una quimera, este argentino afirma que hay todavía mucho por hacer, por todo aquello que anhelaban también Bolívar y Artigas.
Lejos de concretarse hubo divisiones importantes, por ejemplo, como lo fue la Gran Colombia y muchos países chiquitos que le venían funcional a Estados Unidos para tener más manejo. Lamentablemente eso pasa y como decía Martín Fierro en sus versos ‘los hermanos sean unidos porque si entre ellos se pelean los devoran los de afuera’, acota.
Esto hoy tiene una validez absoluta y de eso se trata, lamentablemente se pierde fuerza en estar tan divididos y es funcional a los que quieren eso, sostiene.
Con ocho generaciones recopiladas en su árbol genealógico, Rafael asegura que de Martí lo acompañan dos ideas perennes: su gran lucha contra la esclavitud y por la independencia. Él fue un prócer verdaderamente humanista, remarca este señor, quien sigue en su profunda búsqueda para saber si en sus genes hay sangre martiana.
Tomado de: https://www.prensa-latina.cu