La Edad de Oro en el Museo Postal Cubano
Por: Lucía Sanz Araujo

Julio es un mes de celebraciones, y entre ellas está la puesta en circulación, hace ya 129 años, de la revista La Edad de Oro, dedicada por José Martí a los niños de América.
El Héroe Nacional cubano fue el corazón, redactor y editor de esta obra que apareció, primeramente, como una revista. Algunos de sus textos se reprodujeron en una de las primeras ediciones de sus Obras Completas, entre los años 1900 á 1919, las que fueron publicadas por su entrañable amigo Gonzalo de Quesada.
La compilación de los cuatro números de estas revistas no apareció como título autónomo, ni con todos sus materiales incluidos, hasta el año 1921 en Costa Rica, gracias al editor J. García Monge. Esa edición posee una introducción con cartas de Gonzalo de Quesada y Aróstegui, Regino Eladio Boti y Félix Lizaso quienes gestionaron los textos originales.
Su primera edición cubana, en forma de libro, estuvo a cargo del historiador doctor Emilio Roig de Leuchsenring, en el año 1932, sin embargo, la que se efectuó tres años después, fue la que se convirtió en el importante suceso editorial, que para beneplácito de los lectores de todas las edades llega hasta nuestros días.
Traducida a los idiomas: inglés, francés, portugués, holandés, búlgaro, ruso, árabe, guaraní y japonés, entre otros, la obra ha sido llevada en dos ocasiones al universo de la Filatelia.
Precisamente ahora, el Museo Postal Cubano José Luis Guerra Aguiar, situado en la planta baja del Ministerio de Comunicaciones, en La Habana, pone a disposición del público parte del proceso de confección de la emisión postal Cuentos infantiles de La Edad de Oro, que entró circulación en el año dos mil.
Así podemos apreciar los sobres de primer día circulados, la prueba de impresión del formato especial, los diseños aprobados y la emisión integrada por ser estampillas.
El Museo Postal Cubano José Luis Guerra Aguiar está abierto al público en el horario de nueve de la mañana a cuatro de la tarde de lunes a viernes, y en sus salones se atesoran valiosas piezas, tanto de la mayor de las Antillas como del resto del mundo, lo que es una excelente manera de incrementar nuestro acervo cultural.

Fuente: Lucía Sanz Araujo