Fue inaugurada, en el Memorial José Martí, una exposición colectiva en homenaje al aniversario 169 del natalicio del Apóstol de la independencia de Cuba y al 26 aniversario de este emblemático sitio de nuestra ciudad. Los artífices de la muestra –que permanecerá disponible durante el mes de febrero–, son: Alicia de la Campa, Gabriela A. Cuétara, Sinecio Cuétara, Roberto Diago, Li Domínguez Fong, Nelson Domínguez, Isabel Gimeno, Cristhian González-Téllez, Sandor González, Arístides Hernández (Ares), Octavio Irving, Alicia Leal, Pepe Menéndez, Juan Moreira, Tomás Núñez, Zaida del Río, Roberto Salas y Nelson Villalobo.
La inauguración contó con la presencia de Enith Alerm Prieto, directora del Memorial, institución auspiciadora junto al Consejo Nacional de Artes Plásticas; Caridad Atencio, investigadora del Centro de Estudios Martianos (CEM), en quien recayó la selección de versos y texto de presentación del catálogo; María Caridad Pacheco, subdirectora de Investigación del CEM, quien hizo uso de la palabra a nombre de la entidad, y una parte de los artistas participantes y las curadoras de la muestra.
Tal como su nombre indica (tomado de una de las estrofas de los versos sencillos), Vengo del sol y al sol voy, recoge 18 obras de igual cantidad de artistas que se trazaron el trabajo de modo tal que, una vez más, las visiones del maestro se personalizan, la figura del Héroe Nacional se renueva y multiplica en poéticas que apuntan a un recio sentido de la identidad; y es que, según el propio Martí, “[…] el arte no ha de dar la apariencia de las cosas, sino su sentido”. Tal es la proposición de estas obras, que muestran los valores de quien es paradigma incuestionable y la más elevada personificación de los ideales de su nación y de su pueblo. Símbolo y presencia permanente, su figura y más aún su legado, forman parte de nuestra cotidianidad y se proyecta en el futuro con la inconmensurable vigencia del héroe, tan vasto y múltiple como único en cada poética. Las obras en su conjunto aluden a la selva de signos, sentidos y emociones que es la obra martiana en que se inspira. De ahí lo feliz de acercársele en colectivo, con disímiles códigos y estilos, con piezas que trascienden la representación de su rostro. Todos y todas desde el respeto y la admiración.
Reverencia especial para los artistas, que consiguen provocar emociones y reflexiones equiparables con la obra misma del gran poeta de Versos sencillos, la curaduría sobria y elegante de Alicia de la Campa y Margarita Ruiz, y para el Memorial, por la loable iniciativa de mostrar esta excelente muestra histórica, patriótica, cultural, que seguramente será motivo de regocijo para los visitantes. A nombre del Centro de Estudios Martianos, María Caridad Pacheco agradeció a quienes trabajaron intensamente en su concepción, diseño y ejecución, en tanto “han contribuido a conformar una Muestra, en la que han retomado y reflejado de diversas maneras esa esencia humanista de lo que pudiéramos definir como la fisonomía moral de un hombre de todos los tiempos” y, además, porque “un homenaje a Martí es una ofrenda a la Patria, al arte y a la dignidad humana”.
Los motivos que cada artista eligió para dar vida a su obra, muestran una coherente y decidida manera de rendir tributo de admiración y gratitud al cubano universal, apóstol de la espiritualidad, y el decoro; que un día escribió: “El alma ha de quemar, para que la mano pinte bien. Del corazón no ha de sacarse el fuego, y poner donde él un libro. El pensamiento dirige, escoge y aconseja; pero el arte viene, soberbio y asolador, de las regiones indómitas donde se siente. Grande es asir la luz, pero de modo que encienda la del alma”.