Horatio Seymour Rubens nació en la ciudad de Nueva York el 6 de junio de 1869. Su primer vínculo con un cubano fue en el College of New York donde conoció a Gonzalo de Quesada y Aróstegui, juntos se graduaron de Bachiller en Ciencias y luego continuaron sus estudios de Derecho en la Universidad de Columbia hasta 1891 en que terminaron la carrera. Gonzalo le presentó el joven abogado a José Martí.
En enero de 1894, Martí lo convocó para que sirviera como defensor de los trabajadores cubanos que, en la fábrica de tabacos «La Rosa Española» de Cayo Hueso, se habían ido a la huelga y a quienes los patrones desplazaron valiéndose de rompehuelgas españoles. Rubens, quien tenía 25 años, resolvió con maestría el litigio y eso le valió para que en 1895 fuera nombrado Abogado Consultor General de la Junta Revolucionaria Cubana. Desde esa posición, en la que se mantuvo hasta 1898, estrechó sus relaciones con Martí, con Gonzalo y con otras figuras militares como Máximo Gómez.
El periódico Patria, en su número correspondiente al 20 de enero de 1894, se hizo eco de los sucesos de Cayo Hueso; en una nota de última hora titulada «Violaciones de la Ley de Contrata», se señala que las Autoridades del Tesoro se preparan para perseguir rigurosamente a las personas que han tomado parte en la importación de obreros contratados de Cuba a Cayo Hueso. La apostilla destaca que el Departamento del Tesoro posee pruebas que se van a completar con las declaraciones del abogado Horatio Rubens.
La destacada labor del joven jurista iba más allá de sus atribuciones legales, fue él quien arrendó los barcos «Lagonda» y «Baracoa» para la fracasada expedición de Fernandina; luego le correspondió pelear y lograr en las cortes la devolución de las propiedades incautadas en los tres barcos apresados. Rubens sirvió de contacto entre el Partido y los principales órganos de prensa norteamericanos, así como con algunos políticos relevantes y con medios diplomáticos y financieros. Mantenía además una red de corresponsales cubanos emigrados en diversos puntos del mundo y en las propias filas mambisas.
Rubens brilló en la defensa de los patriotas detenidos por organizar expediciones armadas a la isla, entre ellos Carlos Roloff y los hermanos Carrillo. En una carta dirigida por uno de sus corresponsales, Edmund Frederich, al coronel Pedro Aguilera Kindelán, miembro del estado mayor de Antonio Maceo, este dice de Rubens que es «nominalmente el Asesor Legal de la Junta Cubana pero en realidad el cerebro del Partido aquí». Importa destacar que cooperó con el Departamento de Expediciones, para el cual adquirió el vapor Dauntless en representación de los cubanos.
Otro mérito del abogado neoyorquino fue la redacción del Memorial que solicitaba del Gobierno de los Estados Unidos el reconocimiento a Cuba del derecho de beligerancia en la guerra con España, que firmó Tomás Estrada Palma. En 1896, en ocasión de una visita realizada por Rubens a los campos de Cuba Libre, le fue concedido un voto de gracia de la Junta Revolucionaria y se le otorgó de manera honorífica el grado de coronel del Ejército Libertador.
Durante la intervención militar norteamericana se desempeñó como comisionado de revisión de Código y Leyes, de Finanzas y de Elecciones. Rubens consiguió la concertación de un empréstito por 35 millones de dólares para licenciar al Ejército Libertador. En la etapa republicana defendió los monopolios norteamericanos establecidos en Cuba, a los cuales siempre estuvo vinculado, sobre todo a la naciente empresa Cuba Railroad Company, que construía la estructura vial entre Santa Clara y Santiago de Cuba, de la cual llegó a ser presidente. Su mandato resultó memorable pues favoreció el nombramiento de dirigentes cubanos para altos cargos de la empresa, creó comisiones de delegados patronales y obreros para resolver los conflictos laborales. Asimismo, instituyó becas destinadas a familiares de trabajadores con bajos salarios, para facilitar acceso a centros de enseñanzas media, de oficios y hasta carreras universitarias.
Su residencia en el Mariel, que se conserva como patrimonio de la localidad, fue una lujosa mansión, obra ecléctica, con arcos y columnas donde se mezclan en armonía motivos moriscos y torrecillas de palacios medievales. Después de la caída de Gerardo Machado donó la propiedad al gobierno quien la convirtió en sede de la Academia Naval en el Mariel.
En los últimos años residía en Nueva York y de visita a la Isla recibía el homenaje de los Consejos de Veteranos y de los ayuntamientos. En 1899 fue declarado Hijo Adoptivo por el Ayuntamiento de La Habana, y por el de Camagüey en 1930. Este mismo año el Estado le otorgó el título de Gran Amigo de Cuba. Anteriormente, en 1915, el gobierno de la nación le impuso una medalla especial de oro por los servicios prestados a la causa libertadora. En 1932 fue muy celebrada la publicación de su libro Liberty-The History of Cuba, testimonio de su vínculo de amistad con Martí y la guerra independentista cubana. El 3 de abril de 1941, falleció en Nueva York, a los 71 años de edad, el abogado Horatio Rubens, rindamos tributo a su memoria en el 156 aniversario de su nacimiento.
Tomado de: https://www.trabajadores.cu