Hispanoamérica reverbera en ideales políticos durante el siglo XIX, la emancipación colonial fue la raíz de aquel acontecer. Un rosario de naciones aflora en tierra firme, las islas sufren otro destino: La Española corre una accidentada historia a partir de su división entre Francia y España, Cuba y Puerto Rico transitan una senda común bajo el dominio colonial español. La meta criolla era alcanzar la soberanía, pero en la segunda mitad del siglo tiene que idease sobre pautas diferentes a las enarboladas en el continente. Tres antillanos son paradigmáticos en aquel proceso Ramón Emeterio Betances, Eugenio María de Hostos y José Martí.
Es la segunda mitad de la década de 1860 y el debilitamiento reformista prepara la opción revolucionaria, en las islas se cohesiona un movimiento secesionista a partir de juntas, Lares, Mayagüez, Camuy, Ponce, San Sebastián y Pepino dan fe de ello en Puerto Rico; Bayamo, Manzanillo, Jiguaní, Tunas, Holguín, Puerto Príncipe y Santa Clara, en Cuba.
Hostos integrado a la lucha antimonárquica en España confía que una vez logrado aquel triunfo las Antillas obtendrían mayores libertades, realiza planteamientos en las Cortes, se desengaña cuando escucha a Emilio Castelar: «Primero soy español; después republicano».1 Comprende que nuestra libertad no ha de llegar por aquellas manos, rompe con la vía parlamentaria madrileña no sin antes dar fe sobre un exilio insular que trabaja para destruir el orden colonial: “yo no sé de los hombres que están hoy en la emigración más que una cosa: a saber, que aman la libertad de su patria, que quieren la conquista radical de los derechos sociales y políticos, que en pro de este deseo han expuesto su vida y sacrificado los afectos y el bienestar de su existencia: esto me basta.”2
Parte a Nueva York, encuentra a los cubanos y boricuas que en dicha urbe fundaron la Junta republicana de Puerto Rico y Cuba, en 1865; se manifiesta abiertamente, piensa que los que aman la libertad de su patria, (una, como ha dicho en la Península), profesan ideas de independencia, yerra. El anexionismo melló la agudeza política de sus propuestas, intentan salir de España pero no por el camino de la emancipación. Hostos comprende que no sabe de ellos más que una cosa, (como también había dicho), está de acuerdo con deshacerse del yugo colonial, pero no comulga con la vía elegida por aquellos.
Entonces clama por valores éticos: “lo primero que quiero para Cuba y Puerto Rico es dignidad […] // Cuba y Puerto Rico no pueden estar contentas de su madre patria ni de sí mismas, hasta que se haya abolido la esclavitud y constituido en cada una un gobierno propio. Sin igualdad civil, sin libertad política no hay dignidad; sin dignidad no hay vida.”3 Sus ideas bien podían circular entre los anexionistas, abolición y libertades civiles era un reclamo en el cual convergían todas corrientes políticas de las islas y su exilio.
1 Sonia Ruiz: Ruta vital de Eugenio María Hostos, el americanista. (Separata cortesía de Félix Ojeda perteneciente a los fondos de la biblioteca del Centro de Estudios Martianos) P. 11. _Como dato interesante_ recordemos que el mismo Castelar el 3 de febrero de 1898 decía: «reclamaré con mi palabra y apoyaré con mi voto la autonomía de las dos islas, única solución justa, único medio de conservar la integridad del territorio nacional».
2 Eugenio María de Hostos: “A Eximo. Señor Conde de Reus [Juan Prim]” En: Epistolario. Eugenio María de Hostos Obras Completas Edición Crítica. Universidad de Puerto Rico, Ediciones del Instituto de Cultura Puertorriqueña, Puerto Rico, 2000. Volumen 3., T. 1. P. 30. El énfasis es nuestro.
3Eugenio María de Hostos: “Al Sr. Director de El Universal.” En: Eugenio María de Hostos Obras. Casa de las Américas, La Habana, 1988. P. 40. El énfasis es nuestro. Con // advertimos el cambio de párrafo.