La Anatomía es la rama de las ciencias que trata sobre la estructura de los cuerpos organizados. Como asignatura se imparte en los dos primeros años de la carrera de Medicina. Su objeto es el conocimiento de la morfología del organismo humano y su principal método de estudio es la disección del cadáver, técnica que requiere conocimientos y destrezas para identificar y separar con minuciosidad, empleando instrumentos específicos, las estructuras, los tejidos y los órganos. (1) Esta disciplina tuvo particular significación para dos personalidades de la Medicina. Para Santiago F. Ramón y Cajal[1] fue la asignatura preferida en su etapa de estudiante, en la que se destacó su decidida afición y devoción por esta, y a la que más tarde dedicó su vida profesional como profesor e investigador con renombrados triunfos. Asimismo, la Anatomía relacionó a Fermín Valdés Domínguez Quintanó con el fusilamiento de ocho estudiantes de Medicina de su curso, un atroz suceso en la historia de Cuba (2) por el cual sufrió prisión y fue deportado a España, donde continuó los estudios transitando por varias universidades, entre estas la de Zaragoza donde coincidió con Cajal.
En este estudio destacamos la significación de la Anatomía en la etapa estudiantil y profesional de Cajal y Valdés Domínguez, relacionándola con la obra de cada uno, sus virtudes y valores, entre estos, la lealtad, el patriotismo y la consagración a un ideal, que hacen de ambos auténticos paradigmas para estudiantes de Medicina y profesionales de la salud.
Santiago F. Ramón y Cajal inició sus estudios en Valpalmas y terminó la segunda enseñanza en Huesca en 1868, época de conflictos políticos y sociales en España, cuando ocurre la proclamación de la Primera República. (3) En Cuba, ese año, iniciaban Carlos Manuel de Céspedes y otros patriotas la Guerra de Independencia.
En La Habana, a poco más de un año del nacimiento de Cajal, un recién nacido fue abandonado en la Real Casa de Beneficencia, uno más entre muchos acogidos por esta institución. Fue adoptado, junto a su hermano Eusebio, por José Mariano Domínguez Salvajáuregui, natural de San Salvador de Guatemala y capellán del ejército, que prestaba servicios en el Castillo del Príncipe. La fe de bautismo señala su nacimiento el 10 de julio de 1853. Recibió el nombre de Fermín Valdés Domínguez Quintanó. Ambos niños fueron criados por Merced Quintanó, quien los amó y proporcionó una educación hogareña liberal. Al retirarse, en 1867, José Mariano logró hacer una modesta fortuna en negocios que legó a sus hijos adoptivos. (4)
Entre 1863 y 1865 Valdés Domínguez cursó la enseñanza primaria en el Colegio San Anacleto, plantel con novedades educativas. Era una escuela criolla de tendencia liberal que preparó la conciencia de sus alumnos para asimilar nuevas ideas. Con José J. Martí Pérez, su condiscípulo, mantuvo una sólida amistad. En 1865 continuó estudios en la Escuela Primaria Superior de Varones en La Habana, dirigida por Rafael María de Mendive, maestro que desarrolló en sus discípulos avidez por saber y aprender, e inculcó en sus educandos el sentir de su generación.
El 9 de enero de 1869, el capitán general Domingo Dulce, decretó una ley sobre libertad de prensa que favoreció la aparición de textos con críticas al sistema colonial. Uno de los periódicos que circuló fue El Diablo Cojuelo, sufragado por Valdés Domínguez, donde “el fondo es de Martí y algunos sueltos”. (5)
El 4 de octubre de 1869 un incidente con los Voluntarios, fuerza paramilitar de integristas fanáticos, hace que registren su domicilio y lo detengan junto a otros jóvenes. En sus memorias dejó testimonios sobre la violencia y el maltrato sufrido.
Días después fue detenido Martí, acusado de firmar una carta junto a Valdés Domínguez, dirigida a un condiscípulo que se alistó en el cuerpo de Voluntarios, en la que le preguntan: “¿Has soñado tú alguna vez con la gloria de los apóstatas? ¿Sabes tú como se castigaba en la antigüedad la apostasía”? Las autoridades la consideraron una amenaza de muerte. El 4 de marzo de 1870 tuvo lugar el juicio por infidencia a los dos jóvenes de diecisiete años de edad. Martí fue condenado a seis años de prisión y Valdés Domínguez a seis meses. Este último cumplió la condena en el Castillo de San Carlos de la Cabaña.
En 1868, Cajal matriculó las asignaturas del premédico en la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza, donde su padre era profesor de Osteología y disección; comenzó los estudios de Medicina en 1869 hasta 1873, con diecisiete años. Dedicó especial atención a la Anatomía, su asignatura predilecta. En la sala de disección del Hospital de Santa Engracia, con el apoyo paterno, practicó la disección en cadáveres y empleó sus habilidades de dibujante para confeccionar láminas anatómicas. En 1871, cursando el segundo año, fue nombrado ayudante de disección. Los conocimientos adquiridos en esta materia le permitieron impartir clases a otros alumnos. Una anécdota relata que un catedrático de Obstetricia le llamó la atención por inasistencias a sus conferencias debido a su dedicación a la Anatomía. Cajal con respeto le respondió que: “no porque sus tareas de ayudante anatómico le vedasen el placer de oír las sabias explicaciones, dejaba él de estudiar su asignatura”. El profesor lo puso a prueba con una pregunta sobre las membranas del embrión. Cajal disertó sobre el tema e ilustró sus explicaciones con dibujos en la pizarra por lo que obtuvo la máxima calificación. (6)
Durante la carrera prestó especial dedicación a las asignaturas de su interés: “Solo estudié con esmero Anatomía y Fisiología; a las demás asignaturas consagré la atención estrictamente necesaria para obtener el aprobado”. (6) Su motivación lo llevó a examen de premio en Anatomía topográfica. Logró el lugar cimero con una amplia exposición ilustrada con dibujos de gran precisión. Obtuvo el título de Licenciado en Medicina el 9 de septiembre de 1873, a la edad de veintiún años.
En Cuba, Valdés Domínguez, cumplió la condena impuesta y terminó el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana el 28 de octubre de 1870. Matriculó el premédico en el curso 1870-1871 en la Facultad de Medicina de la Real y Literaria Universidad de La Habana. En el siguiente curso, 1871-1872, comenzó las asignaturas del primer año de la carrera: Anatomía descriptiva práctica (1er. curso), ejercicios de disección (1er. curso) y ejercicios de Osteología. (7, 8) Poco después de iniciadas las actividades docentes, el viernes 24 de noviembre, en una clase de Anatomía, ocurre un hecho trágico que involucra a todos los estudiantes del primer año de Medicina.[2]
Fermín fue uno de los condenados a seis años lo que interrumpe sus estudios de Medicina. (9) El suceso marcó su vida y se propuso denunciar el crimen, demostrar la inocencia de sus condiscípulos y rendirles tributo como mártires de la patria. Fue recluido en el Castillo del Príncipe, luego asignado al servicio de limpieza y mantenimiento en la Quinta de los Molinos, residencia veraniega de los Capitanes Generales. La fuga de uno de los detenidos determinó el regreso a la cárcel.
[1] Nació en Petilla de Aragón, Navarra, España, el 1ro. de mayo de 1852 y murió en Madrid a los ochentaidós años, el 17 de octubre de 1934. Sus padres fueron Antonia Cajal Puentes y Justo Ramón y Casasús, médico graduado en la Universidad de Zaragoza. Compartió el premio Nobel de Medicina en 1906 con Camillo Golgi “en reconocimiento de su trabajo sobre la estructura del sistema nervioso”. Humanista, además de científico, está considerado como cabeza de la llamada Generación de Sabios. (Wikipedia, 2016)
[2] Un grupo de estudiantes, mientras esperaban para recibir una clase, entró al camposanto y jugaron con el carro de trasladar los cadáveres destinados a las prácticas de disección. Uno de ellos tomó una flor del jardín de las oficinas de la necrópolis. // El celador del lugar hizo una falsa acusación al gobernador político al declarar que “los estudiantes rayaron el cristal de la tumba del periodista y director del diario integrista La Voz de Cuba Gonzalo Castañón”. // Instigado por los Voluntarios, el gobernador convirtió el hecho en un horrendo drama y concibió un plan nefasto para escarmentar a los jóvenes en los que germinaban ideas independentistas. // Excepto un alumno peninsular y militar del cuerpo de sanidad, para todos los demás estudiantes del primer año se decretó prisión. De inmediato los condujeron a la cárcel. El domingo 26 y las primeras horas del lunes 27 fueron juzgados en un consejo de guerra. Resultaron condenados por el código a penas mínimas (de haberse cometido la profanación). Los intransigentes Voluntarios, inconformes con la sentencia, exigieron un consejo más severo. Las autoridades coloniales consintieron y nombraron otro con quince vocales: seis del ejército y nueve capitanes de Voluntarios. // Tras el proceso sumario, de marcado carácter político y parcializado, los integristas impusieron un injusto veredicto de culpabilidad que condenó a muerte a ocho estudiantes y encarceló al resto de la clase, una represalia a un pueblo que luchaba por su independencia. // El consejo comunicó el fallo. Los ocho fueron llevados a la capilla y con las manos atadas los fusilaron en la explanada de la Punta. Sus cadáveres terminaron enterrados en una fosa común fuera del Cementerio de Colón. (Ver M. Lugones Botell, J. A. López Espinosa, M. Ramírez Bermúdez: “Contexto histórico y últimos momentos en el fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina”, en Revista Educación Médica Superior, La Habana, 2008 [citado 31 ene 2015]; 22(3): [aprox. 8p.]. Disponible en: http://scieloprueba.sld.cu/cielo.php ?Script=sci_arttext& pid=S0864-214120080003 00011&lng= es.)