Segunda y final vindicación a las Convivencias de El Viajero
Por: Lic. Mayra Beatriz Martínez

Mayra_BeatrizSiento verdadera consternación ante su incapacidad de comprender el alcance de mi mención a Nuestra América, donde se esboza la imagen generalizadora “pueblo rubio del continente [que] no habla nuestro idioma”: cree ver en ello la materialización de un estereotipo racista, y olvida que el Apóstol justo allí advierte que en ese pueblo no ha de “suponerse […] una maldad ingénita”. Apenas sigo el propio espíritu martiano y paso por alto lo obvio —a lo que Martí, por demás, dedicó suficientes páginas. Su justificación de que el pueblo estadounidense es pluriétnico resulta gratuita y pueril.
En cambio, usted esquiva mi insinuación implícita a “los pensadores canijos” que “enhebran y recalientan”, que sí iba derecho a usted (escribí: “[…] me parece fútil concentrarme en debates enhebrados y recalentados por pensadores de lámparas. Y esto, se lo aseguro, sin la menor antipatía de aldea, porque, en el seno de ese pueblo rubio del continente donde usted vive, José Martí históricamente ha tenido —y tiene— suficientes estudiosos justos y cordiales.”).
Tras tales evidencias de tergiversación de estas ideas y de otras que ejecuta a lo largo del resto de su atropellada “contesta” —sin mencionar su largo paréntesis evaluativo de la obra de los doctores Rodríguez e Ibarra, a quienes evocara yo ligeramente, o la calificación irrespetuosa de “conservadoras” para otras de mis fuentes, asuntos nada pertinentes—, no creo que sea serio continuar cualquier debate: no sabe —o no quiere— leer con objetividad y, por lo tanto, no pudiera alguien aspirar a establecer con usted un horizonte racional de diálogo. Vea cómo se ha distanciado del tema de mi presunto plagio.

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