Modernidad y Modernismo en Martí: desde una mirada actual
Por: Cristina Fernández Sanz

Las vivencias de Martí en cada país que visitó se reflejaron en su quehacer literario, son parte indisoluble de su obra y de su tiempo. Martí vivió en la Modernidad y supo entender los aciertos y desaciertos que ella entrañaba, como el progreso y la miseria. Por eso se apropió para sí de los elementos que podían enriquecerle en su proyecto emancipador de los pueblos de nuestra América, incluyendo al de Cuba –por supuesto–, y que le permitiese sobre todo preservar la identidad y un desarrollo propio; en fin, construir sociedades más justas.

Al mismo tiempo, sus conocimientos de la época en que vivió, tanto en su destierro en España, su periplo por América Latina y su estancia de casi quince años en los Estados Unidos, contribuyeron a forjar en él los valores éticos y humanistas que muestra en su escritura. En este sentido, un profundo conocedor de la obra martiana: Cintio Vitier[1], afirmó que Martí funda una ética revolucionaria que sería la base de su prédica política y social.

Heredero también de la filosofía electiva de José Agustín Caballero, Martí logra nutrirse no solo del arte y la cultura de su tiempo, sino también de la antigüedad; la ciencia lo apasionaba. Tomó de todo y construyó su propia concepción de Modernidad.

En su trabajo “José Martí entre Modernidad y Modernismo”, el autor Hayled Martín Reyes[2] afirma que el cubano vivió la Modernidad como ningún otro hispanoamericano, por vivirla físicamente y por presentar una postura crítica hacia ella. Y más adelante asegura, que su capacidad intelectual se agrandó aún más en los estratos modernos.

Un intelectual de imprescindible consulta, Roberto Fernández Retamar,[3] estudioso durante años del Modernismo, descubrió que la analogía entre Modernismo y Modernidad es medular para entender el desarrollo de la literatura hispanoamericana del siglo xx.

En el trabajo de Juan Ruiz Zambrana,[4] se señala como antecedentes del Modernismo el resultado de la confluencia de tres corrientes literarias que llegan a Hispanoamérica, principalmente de Francia, el Romanticismo, el Parnasianismo y el Simbolismo.

Si hacemos una búsqueda preliminar en Internet encontramos que lo primero que salta a la vista es que José Martí fue el precursor del Modernismo en Latinoamérica. Conviene explicar que Luis Rafael Hernández,[5] en unos de sus trabajos, refiere que el padre del término Modernismo[6] fue Rubén Darío, quien advierte la necesidad de un nombre para el movimiento que vio elevarse como una corriente capaz de remover las raíces de los viejos modos de la literatura. Darío se decide por este vocablo, procedente del latín moderno. Aunque él aporta el nombre y la continuidad imprescindible para su desarrollo y conocimiento en Hispanoamérica, no fue su iniciador.

 

Más adelante Hernández[7] explica que Darío reconoció, en su Autobiografía, la admiración que profesara siempre por José Martí, en cuyos trabajos periodísticos había descubierto el brillo y la energía de un arte distinto, moderno, que decidió imitar y explorar en sus prosas y, más tarde, en sus versos.

Ruiz Zambrana[8] enumera tres etapas dentro del movimiento modernista: una primera de los precursores, a la que pertenece José Martí. La segunda, llamada esteticista, consigue su clímax con Prosas Profanas de Rubén Darío, en 1896. Y la tercera etapa de crisis esteticista o de reencuentro con el mundo real, que se inicia con Cantos de vida y esperanza (1905) de Rubén Darío y posibilita la aparición del posmodernismo.

El diccionario de literatura cubana[9] refiere como Modernismo, conocido en los países de lengua castellana, al movimiento de renovación literaria que comienza hacia los finales del siglo xix y se extiende hasta los comienzos del siglo xx. Puede considerarse un movimiento encaminado a quebrantar la ética y la estética del Romanticismo –corriente literaria que le precedió–, y en el marco de la poesía renueva el lenguaje y la métrica y rinde culto al arte por el arte, sobre todo en sus primeros momentos. Tanto en América como en España, el Modernismo no se limita a la poesía; sino que invade la novela, la crónica y el teatro.

Martín Reyes[10] citando a Schulman,[11] afirma que el Modernismo, pese a los enfoques exclusivamente historicistas, constituye un fenómeno sociocultural multifacético, cuya cronología rebasa los límites de su vida creadora más intensa, fundiéndose con la Modernidad en un acto simbiótico y a la vez metamórfico. Y más adelante cita a Rama[12] cuando refirió que el Modernismo es el conjunto de formas literarias que traducen las diferentes maneras de la incorporación de América Latina a la Modernidad, concepción sociocultural generada por la civilización industrial de la burguesía del xix.

Para Luis Rafael Hernández,[13] será el Modernismo el encargado de asumir la revolución de superestructuras y de mentalidades en una revolución de formas y contenidos del arte. El proyecto de Modernidad de José Martí coincide y se interconecta con los proyectos de Modernidad más importantes del siglo xix americano.

Según Hernández,[14] con su acostumbrada clarividencia, Martí notaba ya en 1882 que la época exigía cambios definitivos en el arte porque era época de cambios en la sociedad. Mientras que el Modernismo renueva el arte desde los códigos nuevos de la Modernidad.

Algunos autores coinciden en que Ismaelillo es la obra de Martí donde primero se vislumbra el Modernismo. Para el gran crítico Pedro Henríquez Ureña, José Martí inicia el Modernismo con su libro Ismaelillo (1882). En realidad –según el diccionario–[15] la poesía de Martí sobrepasa dicha orientación, aunque en algunos momentos, formalmente se pueden advertir contactos específicos.

Mientras que, en Historia de la Literatura Cubana,[16] se describe el Modernismo como una renovación literaria de la América Hispánica, advertida por primera vez en 1882, en el Ismaelillo de José Martí, en breves años extendidas a las letras españolas, fenómeno que interesó a todas las manifestaciones.

En el artículo de Caridad Atencio,[17] Lecturas de Cintio Vitier a Ismaelillo, la autora expone que en 1969 aparece un valioso trabajo sobre el poemario que nos ocupa: el ensayo de Cintio Vitier “Trasluces de Ismaelillo”.[18] El estudio de Cintio, escrito en 1967, pretendía situar el librito en su contexto espiritual y abrir algunas perspectivas al trasluz del texto mismo. En tal sentido fundamenta cómo el cuaderno trasciende al propio Modernismo.

Cintio resume también de forma convincente y original las características del estilo del libro donde los versos nacen de una especie de ternura visionaria, y el orgullo de padre devuelve a Martí a la humildad de poeta, consciente de la originalidad como un deber.

No obstante lo afirmado, según Martín Reyes[19] el prólogo a El poema del Niágara, de Juan Antonio Bonalde Pérez, escrito por José Martí en 1882, es considerado el primer manifiesto modernista. Al leerlo, se puede entender por qué el modernismo constituye la respuesta a la Modernidad. Martí es el precursor del modernismo, pero a la vez es descendiente directo del romanticismo. Martí queda en el medio, siendo hijo del romanticismo y padre del modernismo, hace función de puente entre dos épocas: es un hombre de transición.

Ruiz Zambrana[20] refiere que, en tanto precursor del modernismo en poesía, destacan sus colecciones: Versos sencillos (1891) y Versos libres.[21] En el primero Martí fue original porque llegó a las zonas más profundas de sí y nos la cifró en apretados símbolos. Se puede ver el Martí romántico y modernista, así su poesía afirma una toma de posición digna, inamovible. La segunda constituye afirmaciones directas de sus luchas y convicciones personales. Se vuelve a la idea de la función de la poesía sobre el verdadero valor del hombre, del sentido que ha de darse a la vida, de la diferencia entre quienes se dedican a fines personales egoístas y el hombre auténtico.

En la llamada Enciclopedia de Ejemplos,[22] resalta el texto “El Día de Gracias”[23] en el apartado del Modernismo, narración que pertenece a las llamadas Escenas Norteamericanas, crónica que describe cómo se celebra el Día de Acción de Gracias en los Estados Unidos, a través de una crítica al capitalismo y a la modernización. Se comentan las características de este país relacionadas con la sociedad, la economía y la vida cotidiana.

La fusión de la ética y estética es muy evidente en la obra martiana. La eticidad está en la base de la cosmovisión modernista, de los elementos contextuales de los poemas y se revele en la proyección ideológica del autor.

Para Martí el arte era visto como un instrumento con el que se podía expresar las emociones y, a su vez, mejorar las condiciones en la sociedad, por ello en sus poemas se puede percibir cómo se pondera un sentimiento de liberación y reafirmación latinoamericana. Entre sus obras más conocidas, además del Ismaelillo, se observa un adelanto de los presupuestos modernistas en los Versos libres en donde predominan apuntes biográficos. La lírica martiana aborda los temas del sufrimiento y el temor al paso del tiempo.

Podemos afirmar que la Modernidad y el Modernismo coexistieron, se entrelazaron y son visibles en la obra del Apóstol, en tanto es considerado precursor de dicho movimiento literario. Su influencia en escritores como Rubén Darío es notable.

Como señala Hernández Quiñones[24] en el ya citado trabajo sobre figuras ilustres cubanas de la primera mitad del siglo xx, Mariano Brull, Eugenio Florit, Emilio Ballagas y Rubén Martínez Villena, aunque son considerados vanguardistas, mantuvieron un vínculo esencial con el Modernismo martiano durante toda la evolución de sus obras.

Otros latinoamericanos imprescindibles, como Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Miguel Ángel Asturias, Augusto Roa Bastos, Alejo Carpentier, Gabriel García Márquez y Octavio Paz, son herederos de la obra profundamente revolucionaria que, desde el punto de vista artístico, iniciara nuestro Apóstol.

 

Bibliografía

Atencio, Caridad: “Lecturas de Cintio Vitier a Ismaelillo”, http://www.cubaliteraria.cu/lecturas, 2021.

Colectivo de Autores: Historia de la Literatura Cubana, t. 1., Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2002.

Diccionario de la Literatura Cubana, Editorial Letras Cubanas, 1984.

Fernández Retamar, Roberto: Introducción a José Martí (2 t.), UNAM/CIALC, México, 2018.

_______________________: “Modernismo, Noveintiocho, Subdesarrollo”, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, https://www.cervantesvirtual.com

Henríquez Ureña, M.: Breve historia del modernismo, Fondo de Cultura Económica, México, 1954.

Hernández Quiñones, Luis Rafael: El Modernismo Martiano, nuestro Modernismo, Editorial Cubaliteraria, https://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/, 1999.

“Literatura del Modernismo”, Enciclopedia de Ejemplos, https://www.ejemplos.co/literatura-del-modernismo/.

Martín Reyes, Hayled: “José Martí entre Modernidad y Modernismo”, Revista de Investigación Filosófica y Teoría Social, https://journal.dialektika.org/

Martí, José: Obras completas (27 tomos), Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1991.

Rama, A.: Martí modernidad y latinoamericanismo (selección de Julio Ramos y María Fernanda Pampín), Fundación Biblioteca Ayacucho, Caracas, 2015.

Rodríguez, Pedro Pablo: De todas Partes. Perfiles de José Martí, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2017.

Ruiz Zambrana, Juan: “Hacia un acercamiento a la figura de José Martí: apuntes biográficos y literarios”, Contribuciones a las Ciencias Sociales, www.eumed.net/rev/cccss/07/jrz.htm, marzo 2010.

Schulman, Iván: “Modernismo/modernidad: metamorfosis de un concepto”, Nuevos asedios al modernismo, Madrid, 1987.

Vitier, Cintio: Ese Sol del Mundo Moral, Ediciones Unión, La Habana, 1995.

___________: “Trasluces de Ismaelillo”, Temas Martianos, 1ra. serie, Biblioteca Nacional José Martí, La Habana, 1969.

 

[1] Cintio Vitier, Ese Sol del Mundo Moral, Ediciones Unión, La Habana, 1995, p. 79.

[2] Hayled Martín Reyes: “José Martí entre Modernidad y Modernismo”, Revista de Investigación Filosófica y Teoría Social, https://journal.dialektika.org/

[3] Véase el trabajo de Roberto Fernández Retamar, “Modernismo, Noveintiocho, Subdesarrollo”, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, https://www.cervantesvirtual.com .

[4] Juan Ruiz Zambrana, “Hacía un acercamiento a la figura de José Martí: apuntes biográficos y literarios”, Contribuciones a las Ciencias Sociales, www.eumed.net/rev/cccss/07/jrz.htm, marzo 2010.

[5] Luis Rafael Hernández Quiñones, El Modernismo Martiano, nuestro Modernismo, Editorial Cubaliteraria, https://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/, 1999, p. 4.

[6] Que había sido utilizada ya, con auge inquisidor en la Edad Media y, antes, en la Antigüedad, suscitando polémicas encendidas, se revelaba como un término llamativo, propicio para la gran presentación.

[7] Ibídem, pp. 4-5.

[8] Juan Ruiz Zambrana, ob. cit.

[9] Diccionario de la Literatura Cubana, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1984, p. 626.

[10] Hayled Martín Reyes, ob. cit.

[11] Iván Schulman, “Modernismo/modernidad: metamorfosis de un concepto”. Nuevos asedios al modernismo, Madrid, 1987, p. 11.

[12] A. Rama, Martí modernidad y latinoamericanismo, Fundación Biblioteca Ayacucho, Caracas, 2015, p. 4.

[13] Luis Rafael Hernández Quiñones, ob. cit., p. 8.

[14] Ibídem, pp. 13, 14 y 18.

[15] Diccionario de la Literatura Cubana: Ob. Cit, p.627

[16] Colectivo de Autores: Historia de la Literatura Cubana, Editorial Letras Cubanas, 2002, T.I, p. 513-514.

[17] Caridad Atencio: “Lecturas de Cintio Vitier a Ismaelillo”, http://www.cubaliteraria.cu/lecturas, 2021.

[18] Cintio Vitier: “Trasluces de Ismaelillo”, Temas Martianos, 1ra serie, Biblioteca Nacional José Martí, La Habana, 1969, p.141-151.

[19] Hayled Martín Reyes: Ob. Cit.

[20] Juan Ruiz Zambrana, Ob. Cit.

[21] Escritos en 1882 y publicados  póstumamente en 1913.

[22] “Literatura del Modernismo”, Enciclopedia de Ejemplos, https://www.ejemplos.co/literatura-del-modernismo/.

[23] Redactada por José Martí el 6 de diciembre de 1888 en Nueva York y enviada a “La Nación” donde se publicó el 1 de febrero de 1889.

[24] Luis Rafael Hernández Quiñones, ob. cit., pp. 26, 27 y 31.