Fidel en la historia del Centro de Estudios Martianos. Notas sobre una relación entrañable
Por: Por Dra. C. Marlene Vázquez Pérez, directora del Centro de Estudios Martianos

Por iniciativa del Comandante en Jefe Fidel Castro y del Dr. Armando Hart Dávalos, se fundó el Centro de Estudios Martianos, el 19 de julio de 1977. Ese hecho trascendental tuvo lugar apenas un año después de constituido el Ministerio de Cultura, y con él se hacía realidad el anhelo de Julio Antonio Mella de sistematizar el estudio de la obra de José Martí.

Es útil repasar los documentos legales de la creación del Centro. El Decreto no. 1 del Consejo de Ministros, del 19 de mayo de 1977, comienza, precisamente, citando las Glosas al pensamiento de Martí:

Martí –su obra– necesita un crítico serio, desvinculado de los intereses de la burguesía cubana, ya retardataria, que diga el valor de su obra revolucionaria considerándola en el momento histórico en que actuó. Mas hay que decirlo, no con el fetichismo de quien gusta adorar el pasado estérilmente, sino de quien sabe apreciar los hechos históricos y su importancia para el porvenir, es decir, para hoy.1

Además del reconocimiento a Martí como inspirador y guía en el proceso de liberación nacional, y como el autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada, se cita un fragmento del discurso de Fidel del 10 de octubre de 1968, cuando se conmemoraba el centenario del inicio de la Guerra de los Diez Años. Declaraba entonces el líder de la Revolución cubana: “Y debemos decir que nuestra patria cuenta con el privilegio de poder disponer de uno de los más ricos tesoros políticos, una de las más valiosas fuentes de educación y de conocimientos políticos, en el pensamiento, en los escritos, en los libros, en los discursos y en toda la extraordinaria obra de José Martí”.2

Estos documentos en sí mismos, muestran la línea de continuidad existente entre el legado martiano, el pensamiento revolucionario y antimperialista de las primeras décadas del siglo xx y la Generación del Centenario, liderada por Fidel, que hizo realidad el proyecto independentista.

Otro elemento a destacar en los textos fundadores es la excelencia académica del primer consejo de dirección: presidido por Roberto Fernández Retamar e integrado, además, por los doctores Julio Le Riverend, José Antonio Portuondo, José Cantón Navarro y Ángel Augier. En representación del Seminario Juvenil Nacional de Estudios Martianos, Francisco Noa; como responsable de la edición crítica de las Obras completas de José Martí el doctor Cintio Vitier, a cargo de la documentación martiana, Nydia Sarabia, y Luis Toledo Sande y Umberto Peña, respectivamente, como responsables de las publicaciones del CEM y el diseño. Como secretaria científico-técnica, la doctora Marina Fernández Román.

Era un equipo de figuras cimeras de las Ciencias Sociales y Humanísticas del momento, a tenor con la prioridad y complejidad de la tarea asignada. Martí fue el inspirador de la gesta revolucionaria, y era y lo continúa siendo, el pilar teórico y cultural de la nación, y al mismo tiempo, su punto de engarce con Nuestra América y el mundo contemporáneo. No se trataba de forzar la vigencia, de por sí indiscutible, sino de perfilar las líneas maestras del trabajo científico de la institución y, asimismo, su vínculo con la sociedad, con el pueblo cubano, siempre heroico. En los complejos años 70, era la obra martiana, ─como lo es hoy─, el lazo amoroso que podía unir en torno a la Patria a todos los cubanos dignos.

El carácter enciclopédico de la escritura martiana nos plantea las más diversas interrogantes. Ello explica por qué desde los mismos albores de la institución, y aún desde mucho antes, a inicios de la década del 60, figuras de gran prestigio continental, como Ezequiel Martínez Estrada y Juan Marinello, estuvieran hablando de la necesidad de acometer la Edición crítica de las Obras completas de José Martí. Los que hemos podido apreciar algunos de los tomos de Martí que pertenecieron a Fidel, constatamos con cuánta acuciosidad leyó, subrayó y anotó en los márgenes, y cómo se hacía interrogantes acerca de determinados aspectos y los respondía o conectaba con otros referentes culturales, situando al texto en el contexto de la época y en relación con el presente.

La edición crítica es hoy una realidad tangible, encarnada en el proyecto que dirige el Dr. Pedro Pablo Rodríguez, y acomete un equipo de investigadores del CEM y colaboradores cubanos y extranjeros. Ha llegado a 29 tomos impresos y 32 terminados. Tiene antecedentes ilustres, por supuesto, en los dos tomos pioneros que trabajaron Cintio Vitier, Fina García Marruz y Emilio de Armas. Es oportuno traer a colación las palabras introductorias de Fidel al primer tomo de esta obra, totalmente coherentes con su afán de indagar a profundidad en la obra del Maestro. Luego de elogiar el rigor y la minuciosidad del trabajo realizado en el primer tomo afirmó:

Lo más importante, a nuestro juicio, es que esta edición puede convertirse en un magnífico instrumento para conocer mejor y profundizar aún más en el pensamiento martiano. Este es un deber insoslayable. Si en nuestra Revolución se funden, como en un crisol de la historia, las ideas avanzadas y la obra patriótica de los forjadores de la Patria, con la doctrina y la obra universales de la clase obrera y el socialismo, ello quiere decir que no podrá haber verdadera formación ideológica y política del pueblo, verdadera conciencia comunista, sin el conocimiento de los admirables aportes de José Martí a la Revolución Cubana, a la liberación de América Latina frente al peligro imperialista y al pensamiento revolucionario de su tiempo.

Martí es y será guía eterno de nuestro pueblo. Su legado no caducará jamás. En la medida en que avanzamos hacia el porvenir se agranda la fuerza inspiradora de su espíritu revolucionario, de sus sentimientos de solidaridad hacia los demás pueblos, de sus principios morales profundamente humanos y justicieros. Bien merece Martí y bien merece su pueblo que la Revolución agradecida, con esta Edición crítica de las Obras completas del Maestro, levante un legítimo monumento a la proeza de su genio intelectual y revolucionario.3

Que la vida cotidiana, las dificultades materiales, el automatismo y la costumbre implícitos en toda faena, por importante que sea, no nos hagan olvidar el compromiso histórico asumido. No somos solamente un centro de investigación. Tenemos un deber inmenso con Cuba y su pueblo, del que somos parte intrínseca, y con las causas justas de esta humanidad en crisis.

Cuando el Centro arribó a sus primeros veinticinco años, recibimos una carta de Fidel, expresiva de su reconocimiento a la labor de nuestro colectivo:

No es posible minimizar el papel que está llamada a desempeñar esta institución dentro de la colosal batalla de ideas que libra hoy el pueblo cubano, en la misma medida en que el pensamiento y la acción revolucionarios de José Martí, objeto del afanoso trabajo cotidiano del Centro, están en el corazón mismo de esa batalla. Uds. han sabido convertir el legado martiano, más que en materia de rica creación intelectual, en apostolado de elevada ética social y humana y de apasionado patriotismo. // Nuestro pueblo, agudamente sensible a todo lo que se relacione con sus más preciadas esencias, sabe muy bien que en el Centro de Estudios Martianos cuenta con un poderoso ariete y una formidable trinchera de ideas”.4

La confianza que depositó Fidel en este Centro es motivo de orgullo y refuerza la convicción de continuar trabajando en nuestros proyectos con la calidad y el rigor que merecen, y también insertándonos en las necesidades y exigencias de la contemporaneidad. Es nuestra manera cotidiana de servir a Cuba y a la Humanidad.

1 Julio Antonio Mella, Glosas al pensamiento de Martí, 1926. Cfr. Decreto no. 1 del Consejo de Ministros, 19 de mayo de 1977.

2 Fidel Castro Ruz, discurso del 10 de octubre de 1968.

3 Fidel Castro Ruz, en la presentación de la primera edición. Unas palabras a modo de introducción. En José Martí, Obras Completas, edición crítica, t. 1, p. 7 (cursivas de la autora).

4 Fidel Castro Ruz: Carta a los trabajadores del Centro de Estudios Martianos: 19 de julio de 2002. Original en el archivo del CEM.