El Padre Varela en José Martí: pervivencia revolucionaria
Por: Roberto F. Rodríguez González

Nuestro José Martí nos relata en el periódico Patria que él aprendió a leer en los libros del maestro y patriota matancero Eusebio Guiteras. Estas lecturas nutrieron su intelecto de niño y adolescente en los colegios San Anacleto y San Pablo, dirigidos por los educadores Rafael Sixto Casado y Rafael María de Mendive respectivamente. Es en esta formativa etapa donde arraigaron los valores relacionados con el amor a la libertad.

Esos textos fueron modelos para la enseñanza en su tiempo, muy solicitados y apreciados en Cuba y en el resto de la América Latina por la presentación de un entorno sociocultural autóctono, acorde con las características de los niños del Caribe que nos une.

Martí, al rendir tributo al maestro Guiteras por motivo de su fallecimiento en el exilio, escribió:

“En sus libros hemos aprendido los cubanos a leer: la misma página serena de ellos, y su letra esparcida, era como una muestra de su alma ordenada y límpida: sus versos sencillos, de nuestros pájaros y de nuestras flores, y sus cuentos sanos, de la casa y la niñez criollas, fueron, para mucho hijo de Cuba, la primera literatura y fantasía”.

En esas lecturas, generaciones de latinoamericanos del siglo XIX obtuvieron luces de razón, que contribuyeron a formar sentimientos de solidaridad con las luchas del pueblo cubano por su independencia. Esto facilitó, entre otros factores, información sobre la última colonia de España en América, previa al alzamiento de La Demajagua. Ante tales acontecimientos, el gobierno colonial procedió a prohibir los mencionados textos y en especial el libro cuarto, editado en el año de 1868. En este tomo se publicaron importantes artículos y ensayos, entre ellos el formidable capítulo dedicado al Patriotismo, escrito por el más relevante filósofo americano de la época, el habanero padre Félix Varela Morales. Este opúsculo del precursor trata la limitada concepción territorial de patria chica, incorporándole la acción humana, dirigida al ejercicio de los deberes y derechos del hombre, con el objetivo de complementar el acotado concepto inicial, y así trabajar para alcanzar una patria plena.

Al reconstruir en nuestra imaginación esta convulsa etapa de la juventud habanera, concebimos al joven Martí y sus compañeros de estudio desplegando actividades de rebeldía separatista. Recordemos lo que Martí, ya adulto, escribió en la conocida carta al General Enrique Collazo:

“Jamás dejé de cumplir en la primera guerra, niño y pobre y enfermo, todo el deber patriótico que a mi mano estuvo, y fue a veces muy activo”.

Con el aporte de los datos presentados, podemos considerar que el primer encuentro de José Martí con las enseñanzas de Félix Varela se realizó a través de los Libros de lectura de Eusebio Guiteras. De acuerdo con las referencias biográficas conocidas, el joven Martí utilizaba asiduamente la biblioteca del mentor y poeta Mendive, especialmente rica en libros de autores cubanos.

Las menciones, comentarios y reflexiones de José Martí sobre el Padre Varela se encuentran a lo largo de su obra, representadas en firmes y breves trazos, con sentido literario, penetrante visión y honroso reconocimiento.

La relación de los razonamientos y referencias sobre el primer profesor de filosofía que introduce cambios revolucionarios en la enseñanza en nuestro país, no es numéricamente significativa pero, en contraste, su influencia en la obra del Apóstol es notable.

Durante su primera estancia en España en los años de 1871 a 1874, Martí se refiere en dos ocasiones al Padre Varela; la primera aparece en el Cuaderno de apuntes No. 7, donde escribe la semblanza comparativa del abogado y teólogo colombiano Francisco Moreno y Escandón en paralelo con el Padre Varela.

“Ecléctico y desembarazado, y no apegado a escuelas, sino temeroso de las trabas que ellas ponen, y dejan disputas de que de ellas nacen, […] Parece haber en Moreno, ya en 1760, un pujante y desembarazado enciclopedista. Fue como un Varela”.

La segunda mención se encuentra en el Fragmento No. 28, titulado “Los cubanos en las novelas españolas”, donde cita al escritor Benito Pérez Galdós, reconociéndole su valer, pero a la vez, lo interroga.

“…¿no creía que era cubano cosa tan buena? ¿Qué sabe él ni España qué sabe, de lo que los cubanos son y escriben? – (aquí la esencia de la literatura cubana, aquí lo de Howe y Varela)”.

Aquí la esencia de la literatura cubana… se nos muestra vinculada a la función social propuesta en la obra de los autores citados. Sobre la mención a Howe, después de haber estudiado la producción literaria de personalidades relevantes, se selecciona: a Huberto Howe Bancroft, Refiriéndose a sus trabajos, Antonio Bachiller y Morales expresó en 1882 en la Revista Bimestre Cubana:

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