Caminos de unidad, un llamado a la hermandad continental
Por: Mauren Vidal Vega

En la segunda crónica relacionada con el Congreso de Washington –publicada en el periódico La Nación, de Buenos Aires (noviembre de 1889)–, José Martí menciona soluciones para establecer una relación justa con el país norteamericano: igualdad, respeto e independencia nacional. Aclara que no deben ser fórmulas superficiales, sino fundamentadas en principios sólidos.

Sugiere que incluyan aspectos como: uniformidad en las regulaciones comerciales, medidas aduaneras, leyes sobre marcas y privilegios y extradición de criminales. Incluso considera la idea de una moneda común, siempre que se respete la independencia y la soberanía de los pueblos latinoamericanos. Sin embargo, Martí era consciente de que los Estados Unidos no estarían dispuestos a conceder tales términos. A su juicio, si las relaciones con el vecino del Norte no parten de la igualdad y el respeto mutuo, no hay lugar para una solución viable. La política a seguir debía ser de vigilancia permanente y alerta constante para preservar la independencia y soberanía de cada nación latinoamericana.

 Acerca de la labor periodística de José Martí en torno a la conferencia monetaria del Congreso de Washington, conversamos con Daniel Rojas León, profesor de Historia de la Universidad de Matanzas y presidente de la cátedra martiana de esa Casa de Altos Estudios.

 

¿Cuál es la percepción de Martí acerca de la intención del Congreso de Estados Unidos hacia las naciones latinoamericanas?

Martí estaba convencido de que tenían la intención de seducir a las naciones latinoamericanas, buscando suavizar las formas de dominación. Como se dice en Cuba: “entrarles por los ojos”. Lograr una dominación más efectiva sobre estos países. Gracias a su previsión pudo frustrarse, en parte, una dominación que amenazaba con privar a los pueblos latinoamericanos de su soberanía e independencia mediante métodos sutiles. La forma martiana de expresar tales ideas y el modo en que utiliza los recursos de la prosa, combinándolos con una lírica que sorprende incluso hasta hoy, facilitan la comprensión. Sus textos periodísticos son más atractivos por el estilo de ese lenguaje al que concede un sello personal.

 

Me gustaría que abundara en las razones que esgrime Martí al considerar la anexión a Estados Unidos un “suicidio político” para los países latinoamericanos.

La crítica que dirige hacia los líderes presentes en el Congreso se centra en aquellos que aún mantenían pretensiones de mirar a Estados Unidos como la posible solución a los problemas de la región y que abogaban por la anexión como vía de escape. La anexión significaba un suicidio político para los países latinoamericanos. Este punto de vista queda claro en sus crónicas, donde realiza críticas precisas y contundentes acerca del papel que debían desempeñar las naciones en aquel momento. Advierte que este era un período peligroso que requería máxima atención. Sostiene que los peligros deben ser percibidos con anticipación, para evitarlos. En su opinión, lo primordial en política es aclarar y prever.

Señala que hay un intento de desnudar los mercados y, más adelante, cuando el Congreso Humanitario se establezca firmemente, deja clara una sentencia: el pueblo que compra, manda y el pueblo que vende, sirve. Esto subraya que quien ostenta el poder económico también posee el poder político. Ya, desde 1889, Martí está advirtiendo de estos peligros para América y la necesidad urgente de unirnos y encontrar elementos comunes que nos fortalezcan y ayuden.

Centrándose en la situación de México, expone de manera clara y concisa los peligros que enfrenta América. Describe las pretensiones de los Estados Unidos con respecto al Canal de Panamá, y el posible canal de Nicaragua, que finalmente no se llevó a cabo. Recalca las intenciones norteamericanas de injerirse en los asuntos de otras naciones. Critica, además, a las naciones de Centroamérica que están a favor de una anexión, advirtiendo sobre el gran peligro que esto representa. Observa con preocupación cómo Sudamérica se está encendiendo y cómo las tensiones en Centroamérica se intensifican. También critica a aquellos que ignoran las bases históricas. Señala que, tras obtener su independencia, América debería haber apoyado a naciones como Puerto Rico y Cuba, siguiendo el concepto bolivariano de solidaridad entre países. Sin embargo, estas aspiraciones fueron truncadas por Estados Unidos, que temía conflictos con las naciones europeas. En realidad, su objetivo era incorporarlas a su esfera de influencia.

 

¿Por qué Martí considera la unión de los pueblos de América Latina como un hecho crucial?

Enfatiza que esta defensa solo sería posible si los pueblos de América Latina se unieran para enfrentar la amenaza común que constituía Estados Unidos. Tras la compra de Alaska, algunos periódicos estadounidenses comenzaron a manifestar sus deseos de expandirse por todo el continente. Por ejemplo, en The Evening Sun se afirmaba que, tras Alaska, vendrían más territorios. Martí denuncia esta actitud expansionista, señala el peligro inminente que representa para todos los pueblos de América.

Para el Apóstol está claro que nuestras raíces son comunes y propias. Es fundamental la unión por la supervivencia y por la idea justa que asiste a todos los americanos, especialmente a los de Latinoamérica. Enfatiza que, debido a nuestros antecedentes comunes, existen elementos que pueden salvarnos. Habla de la necesidad de una unión económica entre naciones, de una cooperación sana y del equilibrio en el intercambio entre ellas. Destaca cómo, al estar unidas estas naciones, pueden enfrentar los vientos adversos que provienen de los Estados Unidos, vientos amenazadores que buscan imponerse sobre nosotros.

 

¿Por qué considera usted que la visión de Martí es relevante hoy?

La visión de José Martí resuena con una fuerza renovada en el contexto actual, especialmente a la luz de las recientes declaraciones de la nueva administración del gobierno estadounidense. Estas declaraciones sugieren una ambición expansionista que podría abarcar no solo la influencia sobre Canadá y Groenlandia, sino también un intento de reconfigurar la geopolítica de la región, como se evidenciaría en el cambio de nombre del golfo de México. Aunque no se menciona de manera explícita, subyace una intención de dominación que evoca los temores históricos de intervencionismo en América Latina.

Los desafíos que enfrentan diversas naciones latinoamericanas como Colombia, Bolivia, Panamá y la situación de distensión con Nicaragua son señales alarmantes de un panorama regional complejo y volátil. Estas circunstancias nos recuerdan la fragilidad de nuestra soberanía y la necesidad de una solidaridad continental frente a las amenazas externas.

Particularmente, la situación de Cuba se erige como un ejemplo emblemático de estas tensiones contemporáneas. Nuestra Isla no solo enfrenta desafíos internos, sino que también es un punto focal en la lucha contra las agresiones externas que buscan socavar su independencia. La relevancia del pensamiento martiano se hace más evidente que nunca, su llamado a la unidad, la dignidad y la resistencia ante la opresión resuena profundamente en un momento en que América Latina debe reafirmar su identidad y autonomía frente a las injerencias foráneas. La defensa de nuestros derechos y la búsqueda de un futuro más justo son tareas urgentes que requieren un compromiso renovado con los ideales que Martí defendió con tanto fervor.