[Sólo el afán…]

Sólo el afán de un náufrago podría
Compararse a mi afán:
Lejos el cielo y hondo el mar; […]
A un alma sin amor, que en el tumulto
De rostro en rostro, por su tarda amante
En vano inquiere, y lívida jadea.
¡Yo sé, madres sin hijos, la tortura
De vuestro corazón! ¡yo sé del triste
Sediento, y del hambriento; y del que lleva
Un muerto en las entrañas! Asgo el aire;
Suplico en alta voz, desesperado
Gimo, a la sorda sombra pido un beso:
De mí no sé. Me olvido. Me recoge
La desesperación: y entre los brazos
Del hambre, a tanto el plato, me despierto!

Yo sé que de las rosas
Holladas al morir brota un gemido:
Yo he visto el alma pálida que surge
De la yerba que troncha el casco duro
Cual lágrima con alas: yo padezco
De aquel dolor del agua cristalina
Que el sol ardiente desdeñoso seca.
Sé de náuseas mortales y el deseo
De vaciar de una vez el pecho ansioso,
Como en la mesa el bebedor cansado
Vuelca la copa del inútil vino.

[Ms. en CEM]