¡Qué susto! qué temor! qué delicado
Gozo, que el pecho inunda, cárcel breve,
Alza aroma abundante que le llena!
¡Qué negarse la pluma al pensamiento!
¡Y qué tender el pensamiento el ala!
[Un verso, que es viviente, un ángel muerto]
Ya sin vida y color: su extraña esencia
Como un perfume al vago viento escapa!
Este miedo sabroso, esta ternura
Inefable, esta alarma, esto es poesía!
Los ojos, de luz llenos, acarician;
La sierva mano7 como un ala tiembla,
Y la frente de llamas coronada,
Como un vaso de bálsamo rebosa.
[Ms. en CEM]