[Nueva York, 27 de diciembre de 1886]
Mi hermano querido.
Allá va la carta de la semana, entre los ruidos de la oficina. No me diga egoísta, ni que pienso mucho en mí ¿pero no le dio lástima leer mi mísera carta sobre Arthur, que me crucificó el caballero corrector de modo que yo mismo apenas entendí frase? Y yo la escribí con mucho eslabón y esmero; pero ¿cómo me han de perdonar los lectores, si en aquel guirigay no quedó idea completa? Léale en secreto las líneas al caballero corrector; pero de veras ruéguele que tenga piedad de mí.
Con mi carta sobre Pascuas le escribí más de mí. Ya el año nuevo viene: yo compraré el día primero una flor, pensando en Lola. A Vd. alma ejemplar, lo que queda de fiel y de sano en su hermano
J. MARTÍ