[Nueva York, 1884]
Mi hermano muy querido.
Aquí han estado sus fieles mensajeros, y si ellos no pasan hoy a recoger esta carta, iré yo a llevársela; porque de todo lo que me consuela y alienta, poco llega tanto a mi alma, y es en ella más tiernamente agradecido que el cariño de V.-¿Quién le dice que para este correo tenía una cosa, para mí importantísima, que decirle, y al fin y al cabo, como siempre, por repugnancia a hablar de mí y ocuparme en lo que pueda traerme bienestar,-o por falta real de tiempo, no se lo digo? Ya hablaremos de eso en la carta próxima.-Es que quiero ver cómo me devuelvo a mí mismo, y me pongo en condiciones de trabajar en labores más útiles y decorosas que estas en que ahora ando.-Pues, puesto que he traído cariño en el pecho, es para vaciarlo. Y si no lo hago, falto a mi deber hacia los demás, que es mayor q. mi deber hacia mí.-Ya verá como le doy ocasión de que me ayude, y me salve de estos bochornos que por lo estéril de mi vida, paso ahora ante mí mismo.-
Vd., en venganza, no ha tenido una letra para mí:-pero V. vive donde todo convida a escribir, y a querer, y a decirlo:-y yo, sobre vivir lleno de espantos interiores, que, si estuviéramos cerca, le contaría, estoy donde todo, a nosotros los de alma ardorosa, convida al silencio, al decaimiento y a la muerte. Esos míseros retazos de periódicos que ve V. que celebran, ni son más que migajas de mi alma, ni me pesan menos, cuando los tengo que sacar de mí, que su piedra a Sísifo.-Está vedado hablar de sí.-
Y ¿Lola, con sus ojos árabes? Y toda su brillantísima caterva? ¿Y aquella mesa de familia blanca y amable, que nos esperaba siempre toda acicalada, y dispuesta con cariño piadoso?-Vd. es de aquellos que, aun en los más desconfiados, mantienen vivo el amor a los hombres:-Vd. y cuanto le rodea.-
Adiós ahora: y salude a su Manuel.-
Su hermano
José Martí