Cuaderno XI

El muchachito de la oficina ¡todavía tierno de la leche de la madre!¬ hablando por el teléfono, dijo: Yes, mám!

Nuestro conserje rechoncho y añoso, airado porque le habían hecho ir hasta el Correo demasiado de prisa:
Con tiempo, yo iré hasta la cocina del infierno; pero denme tiempo.

Y lo aplacan, como a los animales, satisfaciéndole los sentidos: le dan tabaco.

Y me arrancaré tu amor que me duele, como un zorro cogido en una trampa se amputa con sus dientes el miembro preso.
Y me iré por el mundo sangrando; pero libre.

Lo del pecho del pelícano es fábula, pero no del hornbill, que «alimenta a su prole con el contenido de su estómago, y pa. que nada se pierda, exhala con ello la vestidura interior, (el saco) (lining) de su propia anatomía, de lo que a menudo, al pie de sus hijos, exhausto, muere».

Es como la avispa que cuando se ve cogida, clava su aguijón entre las junturas de su propia armadura, de puro despecho.

¡No, como el escorpión, de miedo al fuego
Con mi arma propia me daré la muerte!
No: dejaré que me devore el fuego.

La gente píscea La gente peceril the fish folk.

(Sobre qué clase de poesía vivirá.)
Sólo lo que se allega, (apega?) a lo permanente es perdurable: o al espíritu humano, o al espíritu de la Naturaleza. Eterna poesía lírica. Ciencias, artes, costumbres pues esas son notas vivas y graciosas, meros realces de color, lo. que las telas viejas, armaduras para los pintores. Tómese de cada época lo peculiar y saliente que ella dé, y lo que la caracterice, pero como vestidura de lo permanente.

Siento que todos las nubes de la tierra descienden sobre mi corazón.

Ni mi cuerpo ni mi alma pueden ya resistir este combate por la limpieza en mis afectos que parece imposible de lograr.

Como un puñal de acero retorcido
Esa canción penetra en mis entrañas.

Poesía popular árabe:
«Kazvini cuenta que en los alrededores de la ciudad de Silves no había nadie que no compusiese versos, y que si se pedía al gañán que iba detrás del arado que los recitase, al punto los improvisaba sobre cualquier tema que se le diera.»

Schäck.

Yo sé muchas cosas, y entre otras, sé lo que debe sentir una margarita cuando se la come un caballo!

El paso menudo y regordete del coatimundi curioso y satisfecho, entre¬metido y preguntón.
Sus ojos eran preguntones como los de coatimundi.

Stimulate the fancy. The fancy, besides being a source of consolation, is the power of order in the invisible.