Trabajadores del Centro de Estudios Martianos repudian hechos vandálicos en Venezuela

“… En nuestra América no puede haber Caínes. ¡Nuestra América es una! …” y como una, nosotros, cubanos, trabajadores del Centro de Estudios Martianos, hacemos por sobre el mar, a sangre y a cariño, lo que por el fondo del mar hace la cordillera del fuego andino y repudiamos al esclavo, a aquel que trabaja para otro que tiene dominio sobre él, a aquel que ha intentado deshonrar, en Venezuela, la estatua del Apóstol.
Hechos de tal repugnancia no ensombrecerán jamás las ideas de uno de los más grandes pensadores del continente y de talla universal que, aun después de 122 años desaparecido físicamente, continúa siendo un arma letal contra quien intente apoderarse de América.
Los pueblos cubano y venezolano, épicos desde sus raíces, se hermanan una vez más para demostrar nuestra capacidad para ser héroes, esa que, según el propio Martí, se mide por el respeto que tributamos a los que lo han sido.