En agosto del 2009, se instruyó a este investigador preparar para dar a conocer la referida colección de unos 120 documentos acerca de la designación y el desempeño de Martí en el Consulado General de la Argentina en Nueva York.
El propósito era publicar en un tomo toda la documentación donada. Se concebía una presentación similar a la que se hiciera con los documentos consulares de José Martí en el libro José Martí Cónsul de la República Oriental del Uruguay. Documentos, obra de utilidad para los investigadores, que se presentara en el Centro de Estudios Martianos en el 2009. Después de 42 años de trabajo en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, veinte de ellos en el servicio exterior, fue un reto interesante para este investigador iniciar un estudio referido a Martí cónsul, episodio cuya obvia trascendencia ha constituido, sin embargo, un vacío historiográfico requerido de una aproximación más detenida.
En lugar de una presentación, urgía una investigación profunda de los documentos mencionados y su contexto, entre los cuales figuran algunos particularmente relevantes para comprender las motivaciones de algunos dirigentes importantes del gobierno bonaerense en torno al nombramiento de Martí, su aceptación del cargo de cónsul y su posterior dimisión. La investigación abarcó necesariamente aspectos relevantes del complejo contexto político argentino e incluso del internacional.
Se realizó una indagación inicial, antes de acometer un empeño de mayor rigor,[1] acerca de la gestión consular de Martí, en el marco de la delicada situación política interna de la Argentina y sus relaciones cada vez más complicadas con Estados Unidos, Brasil y Chile, en momentos en que, según Vicente Gregorio Quesada,[2] Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la Argentina en Washington, los dos últimos países pactaban en secreto un acuerdo de ayuda militar recíproca ante la perspectiva de una guerra contra la Argentina por los extensos territorios de Misiones y la Patagonia.[3]
La documentación oficial sugiere que el gobierno argentino, tal como lo representaba Roque Sáenz Peña, jefe de la delegación bonaerense a la conferencia Internacional Americana, estaba convencido de que Estados Unidos mantenía a su país en la mira expansionista. Había coincidencias significativas entre la política exterior argentina con varias potencias europeas y también con José Martí en lo relativo a la necesidad de detener la expansión estadounidense antes que intentara apoderarse, a partir del istmo, de toda Hispanoamérica; y ya al final de la Conferencia Internacional Americana, con su contribución elocuente y persuasiva en la prensa, parecía que al menos el jefe de la delegación argentina a la Conferencia, se detuvo a considerar la posibilidad de intentarlo en las Antillas Hispanoamericanas. Ello explica, también, su esfuerzo por lograr que el Ejecutivo aprobase a Martí como Cónsul en Nueva York, designación que este en ningún momento había solicitado, tal como hizo constar en su eventual renuncia formal al cargo un año después.
Todo está fundamentado en documentos oficiales procedentes del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Argentina y libros de la época, en particular las obras sobre las experiencias diplomáticas, ya citadas, de Vicente Gregorio Quesada, hombre cercano a Julio Argentino Roca, cuya notoria influencia política en la Argentina Martí, y los críticos de la época, observaron cuidadosamente por su significativas consecuencias para ese país y de hecho para toda la América española.
[1] El autor se referirá brevemente a la historia que se desarrollaba por aquellos días en la Argentina sólo para comprender cómo ésta influía en su política exterior y consiguientemente en la opinión de Martí sobre el potencial económico, cultural y político de su pueblo. Por eso en los dos capítulos que siguen se reproducen varias citas de Martí que evidencian como veía él al gran país austral, que, por cierto, nunca llegó a visitar, a pesar de haber sido invitado a hacerlo- reflejando en medida apreciable lo que leía sobre éste en la prensa estadounidense e internacional. Pero para el lector que desee profundizar en los temas apasionantes de la historia de la Argentina propiamente dicha, se han incluido varias notas que resumen algunas de las más recientes pesquisas de investigadores argentinos y de otras nacionalidades, entre ellas algunas que aparecen en Internet sobre temas que directa o indirectamente contribuyeron a formar los firmes criterios del Apóstol sobre ese país y las fuentes que han de facilitar estudios de seguimiento.
[2] Vicente G. Quesada: Mis Memorias de Brasil. Misión ante el gobierno de Brasil, (2 tomos), Buenos Aires, 1907.
[3] En relación con esta temática puede consultarse la obra del ministro Vicente Gregorio Quesada: Recuerdos de mi vida diplomática: misión en Estados Unidos (1885-1892), Buenos Aires, 1905. Véase también, del propio autor, Mis Memorias Diplomáticas (Capítulos 4, “La cuestión Misiones”, pp. 418-440) y 5 (“Don Pedro II, Emperador del Brasil” pp. 441-473), Buenos Aires, Pablo Emilio Coní, 1907.