La crítica de arte en el periódico Patria
Por: Lic. David Leyva González

En marzo de 1892, aparece el primer número del periódico Patria y – a pesar de que no es una publicación de tema artísticoMartí siempre encuentra algún resquicio- como mismo ocurrió con La América de Nueva York, para hablar de pintura y para describir y comentar obras de arte, uno de sus ejercicios más estimulantes como escritor.

Su primer gran estudio de tema plástico en Patria fue escrito el 16 de abril de 1893 y se titula “Galería de Colón, libro nuevo de Néstor Ponce de León, New York, 1893”. El libro que reseña el crítico es una edición en extremo lujosa, en equivalencia al caudal económico del amigo rico de Martí, y versa sobre el retrato literario y plástico de Cristóbal Colón desde el siglo XV hasta el XIX. Constituye, además, una obra más ambiciosa y completa que otras iconografías del Almirante realizadas en España y Francia que consultara el escritor con anterioridad.

En cuanto al retrato plástico de Colón, Martí nos refiere que existió un arzobispo y médico en el renacimiento italiano que tenía en su poder retratos del Almirante en los cuales él posó verdaderamente para los artistas. El nombre del prelado era Paolo Giovio (1483-1552); según Ponce de León, fue un gran adulador de reyes y empleador de artistas, y en un lenguaje más comedido, la historiografía lo destaca como un hombre de ciencias y artes, médico personal de personas muy poderosas de la Italia del XVI, que levantara un palacio en la ribera del lago Como provisto de un importante museo. Martí nos comenta que es posible que el retrato de Colón, propiedad del Arzobispo, es el conocido como de Orchi, y coloca una reproducción del mismo en el periódico, pero en la actualidad existe otra imagen de Colón que atribuyen a la colección Govio y es el retrato realizado por Domenico Ghirlandaio, curiosamente, aquel pintor del cuatrocentismo italiano que Martí comenta en La Edad de Oro como el primer maestro de pintura de Miguel Ángel. Sin embargo, el retrato conocido como de Orchi es fidedigno para Martí y no tiene esa adulteración del rostro de obras posteriores. En su peculiar análisis psicológico de los retratos, el escritor cubano percibe en el rostro de Colón “el atrevimiento, sin el desinterés”, “el alma fosca y concentrada, y el ojo fijo, hondo y adoselado de quien ve lo que otros no ven, y la inteligencia ida por las nubes, y la boca amarga”.

La variedad de artistas que han pintado a Colón sería imposible de aglutinar en una simple reseña, pero entre los más interesantes están: el posible dibujo que hiciera de él uno de los pilotos de sus tres naves, un marino llamado Juan de la Cosa que se dice sabía de dibujo y que hasta realizó la primera versión de mapamundi con El Nuevo Mundo incluido; y el retrato, excesivamente ornamentado de Teodoro de Bry para el libro América, donde se muestra Colón de cabello y cejas rojas.

Los pintores españoles, obviamente, son los que más han pintado a Colón a través de los años, y del amplio grupo que menciona el crítico podemos señalar a Felipe Massó, que en su lienzo muestra al gran aventurero exponiendo a los frailes de La Rábida sus nuevas teorías sobre las rutas a Indias; o el conocido cuadro de Dióscoro Puebla de “El primer desembarco de Colón en América”.

Pero como el periódico es llamado Patria y la historia de nuestra nación, como la de muchas otras, cambió drásticamente con la llegada del Almirante a nuestro continente, Martí termina su gran reseña con la manera en que los artistas cubanos reflejaron a Colón en sus obras.

Las restantes críticas que escribió Martí para el periódico Patria se centran en pintores considerados como cubanos. La primera de ellas fue publicada el 22 de julio de 1893 y está escrita al estilo de sus semblanzas a pintores donde, a la par de la vida, comenta y analiza la obra del artista; en este caso, la vida y obra de Juan J. Peoli, quien acababa de morir en los campos de Cuba (fallece específicamente en Sagua la Grande, antigua provincia de Las Villas) después de muchos años de residencia en Nueva York.

Fue Peoli uno de los más queridos amigos de Martí, y junto a Federico Edelmann y su amigo uruguayo Enrique Estrázulas, de los que más hablara de asuntos de artes plásticas en su largo exilio en Nueva York.

Peoli era de padres venezolanos residentes en La Habana de principios del XIX; pero accidentalmente nace en New York en 1825, debido a que su padre estuvo involucrado en la legendaria conspiración de Soles y Rayos de Bolívar. Su primera niñez transcurrió en Caracas y pasado el tiempo su familia retornó a La Habana. En 1840 el joven Peoli ingresa en la academia de pintura San Alejandro. En 1843, y a partir de un “retrato atrevido de sí propio” logró el primer premio de esta institución y la posibilidad de marchar a Europa en calidad de becado. Nos comenta Martí que en Roma tuvo de profesor a Minard, quien lo tenía “de discípulo favorito”. Regresa a Cuba en 1852 y en 1863 ya con su familia cubana conformada emigra a Estados Unidos, a pesar de ser una figura muy querida por la ilustrada intelectualidad habanera.

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